Un ejercicio periodístico normal consiste en hacer proyecciones. Por ejemplo: los prolegómenos del Mundial Brasil 2014. ¿Fueron poco serios los que condenaron a Costa Rica al último lugar en el llamado Grupo de la Muerte, integrado, además, por Italia, Uruguay e Inglaterra? No necesariamente. La historia, las ligas y los clubes de procedencia de los futbolistas avalaban a las selecciones con mejor palmarés.
Por eso, es normal que ahora, después de alcanzar los cuartos de final hace dos años y fracción, Costa Rica cuente con mejores presagios que en hexagonales anteriores, sin que por ello tenga asegurada la clasificación a Rusia solo porque en Brasil hizo partículas las bolas de cristal (que no sufra lo mismo que charrúas, azzurri y británicos. Amén).
Tras un bache traicionándose a sí misma, pretendiendo jugar más ofensiva de lo que puede, la selección retomó su estilo exitoso, calculador y efectivo, de la mano de Óscar Ramírez (salvo por un horripilante lapsus en Copa América Centenario).
Pero, ¿estamos taco a taco con México, el histórico coco del área? Comparemos procedencias de jugadores: el portero azteca ataja en el Granada y el tico en el Real Madrid; ellos tienen figuras en Porto, Benfica, PSV, Espanyol y Bayern Leverkusen; nosotros en Espanyol, Deportivo, Celtic, Everton y Sporting de Lisboa, por citar algunos clubes donde militan asiduos convocados.
Estados Unidos, por su lado, cuenta con figuras habituales en clubes de las ligas inglesa (Middlesbrough, Stoke City), alemana (Dortmund, Hamburgo, Mönchengladbach) y holandesa (Utrecht), mientras que catrachos, trinitarios y canaleros han mermado muchísimo sus exportaciones al Viejo Continente, pero tienen colocadas fichas interesantes en otros lares, como Norteamérica y el Cono Sur.
¿Técnicos? A Honduras, Estados Unidos y Panamá las dirigen zorros con colmillos afilados en mundiales.
El de México cuenta con amplio bagaje internacional (en clubes). Entonces, por lo menos en currículo, los cuatro superan a los estrategas tico y trinitario, que no son tan reconocidos afuera como dentro de sus respectivos países.
Así las cosas, y con tres boletos directos y un repechaje contra el quinto de Asia (¡bah!, pongámosle cuatro cupos), parece que debería alcanzarnos para asistir a Rusia (parece).