Paulo César Wanchope llegó al Cartaginés en busca de una catapulta para relanzar su carrera, pero al cabo de 10 fechas huyó al regazo tibio de su amado Herediano.
En su afán por alejarse del Fello Meza, no reparo en que el gran perdedor con esta sorpresiva decisión fue él mismo porque traicionó su ideario de profesionalismo.
Aturdido todavía por su salida, repitió en el Eladio Rosabal las palabras que pronunció semanas atrás vestido de blanquiazul: "estoy preparado para el reto”.
Olvidó muy rápido que le ganó al Paté Centeno el pulso por el banquillo porque delineó un proyecto para redimir al Cartaginés de sus desventuras futbolísticas e inclusive administrativas.
La economía comatosa de los azules y su virtual quiebra técnica eran antecedentes que conocía al dedillo, de manera que no podían erigirse ahora en razones para marcharse.
Uno esperaba que se quedara, que diera la cara como le gusta ufanarse a él, que no desamparara a los futbolistas en el drama que significa llegar a fin de mes con el bolsillo vacío.
¿Qué costo tendría esto para él si los apremios económicos no son preocupaciones que lo desvelen?
Él era el capitán de la nave, el que trajo a la mayoría de estos jugadores y se imponía por sentido de solidaridad, al menos, que se quedara para jugarse el chance del virtual cambio de administradores.
Pero se marchó en la hora más difícil, cuando más lo necesitaba el grupo, al ceder sin resistencia a la llamada de Jafet Soto y el ofrecimiento para mudarse el banquillo del Team.
Se quedó prisionero de sus propias palabras, de su verbo filoso, de la imagen seria que se labró jugando al fútbol en forma brillante, aquí, en la Selección y en el exterior.
Cartaginés lo olvidará rápido, su prontuario no da para tenerlo en cuenta como algo bueno: 10 juegos, 1 victoria, 6 empates y 3 derrotas, la última por goleada ante esa suma de modestias que es el Santos.
Los azules se juegan la vida a dedos cruzados en dos semanas, en las que deben reinventarse para que un administrador o un dueño absoluto lo rediman de esas miserias que todos pensábamos que Chope iba a fulminar.