Mauricio Montero no le falló a Alajuelense ni en el momento más duro de su vida

“Había días que realmente yo me sentía destruido, pero entrenaba como tenía que entrenar, siempre estuve ahí en la cancha y también siempre iba al hospital”, contó Chunche, quien acaba de recibir la noticia de que su nieto Gael está sano tras un tumor en la cabeza

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A Mauricio Montero se le entrecorta la voz cuando cuenta la historia de lo que ha sido el momento más duro de su vida, al saber que su nietito Gael corría el riesgo de morir por un tumor en la cabeza. Cuatro meses después, se produjo el milagro que su familia y muchos amigos tanto le pedían a Dios.

Este jueves, mientras iba manejando, Chunche recibió una llamada que le sacó las lágrimas de la felicidad. El pequeño que acaba de cumplir un año venía presentando mejoría, por lo que los médicos decidieron realizarle un TAC y el resultado es que tras las operaciones y la quimioterapia, Gael está sano.

“Han sido casi cuatro meses muy duros, muy ajetreados, sufridos y de todo, desde que a él le encontraron el tumor y desde que comenzó a tener problemas, desde eso hemos venido sufriendo, corriendo y creo que solo con la fuerza de Dios y el cariño de uno se sale adelante, ha sido una situación muy difícil, como la atraviesa un montón de gente, pero uno no la entiende hasta que no la vive en carne propia”, relató a La Nación una de las figuras icónicas de Liga Deportiva Alajuelense.

A Gael le detectaron la enfermedad cuando tenía ocho meses.

“Se acostó a dormir un día normal, empezó a llorar y mi hija pensó que era normal, que era de chicha como le agarra a los chiquillos. Yo tenía partido en Jacó y mi esposa se fue conmigo. Al rato, mi esposa la llamó y le dijo que si Gael se había dormido y le respondió que sí. Ella le sugirió que lo despertara porque no los iba a dejar dormir en la noche. Mi hija fue a moverlo y no reaccionaba. Se quedó dormido, lo pasaron de emergencia al Hospital de Grecia. Ahí lo revivieron, lo entubaron y lo mandaron al Hospital de Niños”, recordó.

A partir de ese momento, la familia de Chunche iba todos los días al hospital y se organizaban para ver quién se quedaba ahí durmiendo.

“Estaba con respiración artificial, que lo operaban, que no lo operaban y ha sido un trajín muy duro, pero gracias a Dios después de tanto sufrimiento nos dieron la alegría de que está sano, que no tiene ningún peligro, ningún tumor en la cabeza, porque después de tanto, a él lo mandaron prácticamente a morirse en la casa”.

Al bebé lo operaron, pero vino luego otra mala noticia y es que los médicos detectaron que le estaban creciendo otros dos tumores en la cabecita, uno en medio de los dos hemisferios del cerebro y por lo tanto, no se podía operar.

“Si lo hacían, se corría el riesgo de que quedara como un vegetal o que muriera y ahí fue donde lo mandaron para la casa. Todo fue durísimo, pero yo nunca le fallé a Liga Deportiva Alajuelense y ahí me mantenía en mis deberes. Incluso se estaba en pleno campeonato, en las partes para clasificar, en las partes finales y nunca dejé de cumplir con mi trabajo, con mi responsabilidad con la institución y los muchachos sabían lo que estaba pasando”.

Y agregó: “Yo iba a todos los partidos, había días que realmente yo me sentía destruido, pero entrenaba como tenía que entrenar, siempre estuve ahí en la cancha y también siempre iba al hospital todos los días a ver a mi nieto con mi esposa. Así fue durante los cuatro meses que fueron muy duros”.

Hasta ahora el Chunche cae en cuenta de que esta semana la puede definir como la más feliz de su vida por dos razones especiales.

“Esto pasa justo cuando Alajuelense cumplió el centenario que los liguistas tanto estábamos esperando. Lo de Gael es lo más duro que he vivido y él también me provocó la alegría más grande que he tenido en mi vida, la noticia esta no hay plata que la pague, no hay cosa más alegre que le digan a usted que el chiquito está sano, que ya no tiene el tumor. Fue una alegría tan grande que todos nos pusimos a llorar de la felicidad”, finalizó el exdefensor rojinegro.