No fue un golpe cualquiera. Marcel Hernández rompió la quijada morada en una pelea en la que se miraba imposible predecir tal nocaut. En el último asalto, en el último segundo, en la última jugada. Con pundonor y sutileza, el cubano le robó el balón en salida a Mariano Torres, se sacó de encima a Aarón Cruz con una finta y remachó con un disparo fuerte y cruzado. Celebró como el boxeador que manda su adversario a la lona. Y lo hizo en la Cueva.
Un segundo más tarde, sonó la campana.
Cartaginés se sacude de un inicio desalentador y consigue romper una racha de tres años sin ganar en el Ricardo Saprissa. Se cubrió de los golpes durante la mayoría de la batalla, se sacudió de un error de Darryl Parker, y en el epílogo liquidó en pies de su romperredes, una garantía de peligro y de gol.
1 por 2, pierde el equipo morado. Una inesperada caída por lo visto en la cancha, pero algo preocupante ante la inestabilidad en el arranque del certamen.
El primer periodo transitó en medio de dos sintonías distintas. Saprissa como anfitrión denotó su deseo de controlar la pelota y aproximarse con más frecuencia a la portería contraria, frente a un adversario con recursos para sorprender con los pases a espaldas de la zaga, pero demasiado resguardado en su propia área.
Como si se quisiera aprovechar de la estrepitosa actuación de Parker en la última jornada, Saprissa fue demasiado insistente en el remate de media distancia, a razón de un Mariano Torres que se proyectó hacia la ofensiva con una libertad pasmosa.
La fluidez en el pase y la esencia de un juego colectivo profundo, se transformaron en un arma de enorme valía para la S, capaz de variar la fórmula en cada ofensiva; con Mariano como arquitecto de una construcción firme, las aproximaciones se volvieron constantes.
No podía imaginar Torres que a solo un minuto del final del juego se convertiría en villano, después de ser incisivo durante 93 minutos.
La premisa de Cartaginés de resguardarse con un bloque profundo empezó a sufrir grietas cuando el medio campo perdió la posesión de balón, y el ataque disminuyó notablemente. Las buenas combinaciones de Paolo Jiménez y Jossimar Pemberton se diluyeron, para abrir paso al orden máximo de la zaga.
Al menos en la inicial, el método de Martín Arriola surgió efecto en el objetivo de puntuar en la Cueva. Cartaginés dejó de pisar el área, pero se sostuvo atrás, pese a las prolongaciones moradas, en pies de Christian Bolaños, Johan Venegas o Ricardo Blanco, capaz de soltarse para sumarse como uno más en ataque.
Pese a sufrir un inicio dubitativo, el arquero Parker repelió cuatro remates en la inicial y Cartaginés acabó la primera parte con el arco en cero.
El segundo periodo arrancó con tendencias similares al primero. Cartaginés fue algo más incisivo para salir rápido a la contra, pero Saprissa se adueñó de la pelota.
Parecía que los brumosos reforzarían su objetivo de ser cautos arriba cuando en un cobro de tiro de esquina apareció Jamesson Scott para perforar las redes, al 65′.
El 1 por 0, algo engañoso por lo visto en el juego, obligó a Saprissa a adelantar líneas. El repliegue rápido y ordenado del equipo de Arriola complicó en demasía la elaboración morada, aun cuando el ingreso de Marvin Angulo significó un cambio sustancial en el trazo limpio y la conducción de balón.
Contrario al creativo morado, poco pesó John Jairo Ruiz en su debut. Fue quien perdió la marca de Scott en el cobro de esquina y en ofensiva su aporte no influyó.
Cuando más impreciso se veía el Saprissa, Torres lanzó un centro al área y Parker salió a ‘cazar mariposas’ al borde del área grande. El volante morado solo tocó la esférica para mandarla las redes, al 68′.
Los tibaseños insistieron en el epílogo. El joven delantero Manfred Ugalde desperdició la más clara, cuando el arquero brumoso repelió un remate, pero lo dejó suelto dentro del área. La más clara para Saprissa. Perdonó...
No lo hizo Marcel Hernández, quien le robó la pelota a Mariano Torres, ingresó al área, se sacó la marca de Aarón Cruz y mandó el balón al redes en el último minuto.
Gol y victoria para Cartaginés. Triunfo de oro en la Cueva.