Los pormenores de la cena ofrecida por Saprissa en honor a Alajuelense por su centenario

El ágape en la Cueva concluyó con una frase que fue aplaudida de forma apoteósica por las dirigencias de los dos equipos, cuando uno de los presentes dijo con voz enérgica: “¡Viva Saprissa! y ¡Viva la Liga!”

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Desde hace varias semanas, el Deportivo Saprissa le envió una invitación formal a Liga Deportiva Alajuelense para festejar su centenario.

Con la misma elegancia y distinción que Horizonte Morado planeó el agasajo para los manudos, la Junta Directiva de la Liga no titubeó en aceptar la invitación de los tibaseños.

La agenda llena de los erizos en estos días de fiesta y el hecho de que algunos directivos estaban fuera del país hizo que el único punto por resolverse fuera acordar la fecha para este acontecimiento que quedará plasmado para la historia del fútbol nacional.

Alajuelense llegó a 100 años el martes 18 de junio y como a nadie le cantan el cumpleaños feliz antes del día, la intención era que la cena se realizara cuando la Liga ya fuera centenaria.

Así que las dirigencias acordaron que ese festejo de los morados por los 100 años de Alajuelense quedaba reservado para el 20 de junio, a las 7 p. m., en la Cueva.

En representación de la Liga, los directivos Fernando Ocampo, Manrique Lara, José Cabezas, Guillermo Cornejo y Rodrigo Van der Laat acudieron puntuales a la cita. Además, los acompañó Enrique Morúa, colaborador de la Junta Directiva.

La dirigencia manuda fue recibida de forma cordial en el Estadio Ricardo Saprissa, donde los esperaba una velada de lujo y de gala. Por parte de los anfitriones asistieron los directivos Juan Carlos Rojas, Carmen Mayela Fallas, Román Fallas, Roberto León y Allan Kelso; así como el gerente deportivo Evaristo Coronado y el gerente general Alberto Blanco.

Saprissa también le tenía un obsequio a Alajuelense, aparte de la cena: una placa conmemorativa con una imagen del primer clásico nacional, que se disputó el 12 de octubre de 1949 y que terminó con un triunfo rojinegro por 6-5.

“A Liga Deportiva Alajuelense en su Centenario”, se detalla en la placa. Además, dice: “Gracias por los grandes aportes a la historia del fútbol de nuestro país. Gracias por una intensa y sana competencia la cual engrandece y honra al fútbol. Seamos siempre ejemplo de amistad entre clásicos rivales. Deportivo Saprissa. 18 de junio, 2019”.

“Agradecido con Fernando Ocampo y miembros de Junta Directiva de Liga Deportiva Alajuelense por haber aceptado la invitación al Estadio Saprissa para una cena entre ambas Juntas, de homenaje del Centenario. Muestra que la rivalidad está fuerte en la cancha, pero fuera de ella debe imperar el respeto y la amistad”, escribió el presidente morado, Juan Carlos Rojas, en su perfil de Twitter.

En esa misma red social, el jerarca rojinegro anotó: “Muchas gracias a Juan Carlos Rojas y Junta Directiva del Deportivo Saprissa por el amable gesto de invitarnos para reconocer y celebrar el Centenario. No hay duda de que los equipos perduran y hacen historia gracias al apoyo de su gente, pero también por la altura de sus rivales”.

Aquel 12 de octubre de 1949, quizás ninguno de los actores en ese partido imaginaba que estaban dándole vida a la primera edición de lo que poco tiempo después empezaría a ser el clásico de clásicos en el fútbol nacional, ese duelo tan esperado siempre entre los dos equipos que mueven a las aficiones más grandes del país.

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Esa imagen en la placa que Saprissa le regaló a la Liga por su centenario simboliza mucho y refleja la historia que los une. Aquel día, estos equipos llenaron el Estadio Nacional, a las 10:30 a. m., en un partido que fue dirigido por el árbitro Willy Jones.

Los rojinegros alinearon con Óscar Ugalde; Nelson Morera, José Luis Vivo Quesada, Heriberto Éric Molina; Héctor Julio Mostacilla González y Alfonso Panchita Leandro; José Manuel Indio Retana, Francisco Pancho Oconitrillo, Horacio Galleta Molina, Guido Balín Gutiérrez y Francisco Paco Zeledón. En ese momento, los erizos tenían como técnicos a Salvador Soto Indio Buroy y a Luis Chime Rojas.

Mientras que los tibaseños jugaron con Rodolfo Cholo Sanabria; Greivin Zumbado, Mario Catato Cordero, Alex Sánchez; Danilo Solís y Constantino Tulio Quirós; Rodolfo Herrera, Álvaro Murillo, Marco Tulio Churchill Espinoza, Guillermo Viriguas León y Olman Ramírez. Su entrenador era José Joaquín Pachico García.

Y los autores de los once goles en ese primer clásico fueron: Galleta Molina (3′ y 86′); Pancho Oconitrillo (13′), Paco Zeledón (28′ y 43′) y Balín Gutiérrez (89′) para la Liga. Álvaro Murillo (6′ y 46′); Rodolfo Herrera (15′) y Churchill Espinoza (60′ y 87′) para Saprissa.

Según una publicación de La Nación, cuando se dio ese primer clásico, eran tiempos en los que Costa Rica estaba bajo el gobierno transitorio de José Figueres, que un mes después dio el poder a Otilio Ulate. Había cero televisores y dos vehículos por cada 100 casas, una realidad muy distinta a la de hoy, cuando ya se han jugado 320 pulsos entre manudos y tibaseños.

Pero volviendo a lo que fue la noche del 20 de junio de 2019, la Liga no llegó a su celebración en la casa saprissista con las manos vacías, pues le entregó a los morados una camisa rojinegra que llevaba plasmado el 100 en la espalda.

Esa fraternidad entre las dirigencias de los clubes demuestra que la rivalidad tan solo queda en la cancha y le envía un mensaje claro y directo a la sociedad, en la que muchas veces, el fanatismo ciega a tal punto que le impide a las personas percatarse de que el fin del fútbol es unir y disfrutar.

Porque por encima de las diferencias que puedan tener los dos archirrivales del fútbol nacional, hay respeto, consideración y aprecio mutuo. Las cúpulas de los dos equipos son las primeras en reconocer que se necesitan.

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Como bien lo decían Juan Carlos Rojas y Fernando Ocampo hace unos días a La Nación, Saprissa necesita de Alajuelense para ser lo que es y Alajuelense necesita de Saprissa para ser lo que es.

Y los dos son equipos grandes, que mueven masas y en los que se concentra la mayor atención de un país futbolero.

Durante el convivio la charla fue extensa y amena, con muchos puntos en común y otros no tanto, pero eso era lo de menos. Lo realmente importante para las dirigencias era compartir, pasarla bien y estrechar lazos de amistad.

Entre anécdota y anécdota había risas y se sentía camaradería. El eje de las conversaciones siempre giró alrededor del fútbol. Y no podía ser diferente.

Después de varias horas, el ágape concluyó con una frase que fue aplaudida de forma apoteósica, cuando uno de los presentes dijo con voz enérgica: “¡Viva Saprissa! y ¡Viva la Liga!”.

El próximo encuentro de ellos será en la cancha, porque se acerca el ‘clásico sin colores’, que se efectuará el 7 de julio, a las 11 a. m., en el Estadio Nacional, un partido que servirá de preparación para los dos clubes, cuyo mayor propósito es tenderle la mano a Erick Marín, quien por tercera ocasión lucha contra el cáncer.