Los fantasmas son tan reales como la Segua, el Cadejos y la Carreta sin bueyes. Si usted cree en ellos, existen. Si no, tan solo disfrútelos.
Entran en el folclor del campeonato nacional, ese que pone a saprissistas, liguistas y heredianos en dimes y dirites, como si las discusiones de bar u oficina definieran el campeonato nacional.
En esa disputa aparte, jugada fuera de la cancha, unos ven señales de la eminente caída de Alajuelense, otros intentan menospreciar el título de Concacaf al alcance de Saprissa y no se quedan atrás quienes argumentan, con lujo de detalle, que tendría más valor lo de ahora que lo ganado por Herediano en la pasada temporada. Tan valioso uno como el otro. Dejen de inventar.
Lo entiende muy bien Jafet Soto. Astuto como pocos, sabe vestirse de prudencia, cuando le conviene, o salir a evocar todos los mitos y leyendas habidos y por haber, a fin de generarle presión al rival. Novato, quien no lo sepa. A la Liga le recuerda la presión del “ahora o nunca” después de tantos torneos sin ganar. A Saprissa le restriega los trofeos de la Liga Concacaf y Campeonato Nacional ganados por el Team en noviembre-diciembre 2018, un doblete pretendido hoy por los morados.
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La Liga decide si cree en fantasmas. No hacen falta espectros para que el título se le vaya de las manos, como se le fue a cuatro de los últimos cinco líderes de torneo: dos veces a Herediano y otro par a Saprissa. Solo San Carlos logró en el último quinquenio ratificar en la segunda ronda lo conquistado en la primera.
No hacen falta sábanas blancas flotando en la oscura noche para que un equipo de supremacía comprobada, el visitante más temido, inalcanzable desde hace mucho, corra el riesgo de perder el campeonato. Basta con un campeonato que ya no tiene forma de lograr las paces entre el atractivo de las finales y la justicia deportiva.
Lo sabe bien el Herediano récord, invicto, el de los 54 puntos en la primera fase, derrotado en la final por el cuarto lugar de aquel torneo.
Dicen que la Liga se cayó, por un empate ante Cartaginés y una derrota en San Carlos, resultados normales para cualquier otro equipo, aunque ‘imperdonables’ para un cuadro de victoria tras victoria.
Tampoco es atribuible a fenómenos sobrenaturales la mayor atención de los rivales al cuadro manudo: todos saben que dejerle espacios atrás es quedar a merced de su velocidad en la transición defensa-ataque. Quizás por ello, al cuadro rojiengro le ha costado abrir el marcador en las últimas fechas —en cuatro de los últimos cinco juegos se ha ido al descanso sin anotar—, una resistencia aún insuficiente ante el único equipo con gol en las 21 jornadas.
Más allá de fantasmas, Alajuelense se mantiene como el más regular, sin grandes altibajos en su rendimiento, y hasta su ‘bajo’ desempeño en casa es digno de líderes (70%). Herediano amenaza con la solidez que le faltaba, como el mejor del torneo si elaboráramos una tabla de posiciones desde la llegada de José Giacone. Saprissa no solo parece capaz de compensar con el corazón los desbalances tácticos del torneo, sino que empezó a flexibilizar su innegociable juego de toque, salida limpia y presión arriba, dando pie a lo que sea necesario para sacar el resultado.
No todos tienen los mismos méritos, pero cualquiera puede ganar. No se asuste.