Gilberth Solano ya no se impone por las alturas para anotar. Las celebraciones del exdelantero ahora tienen un origen muy distinto a aquellas que se daban por sacudir las redes; hoy en día festeja al educar a los niños.
Solano cambió de profesión tras su retiro del fútbol y adoptó la faceta de educador en la zona de San Carlos. Un consejo cerca del final de su carrera de Marielos González, rectora de la UACA en Ciudad Quesada en aquel momento, le hizo inclinarse por sacar una carrera profesional y eligió la de Educación Física.
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A sus 52 años, el exatacante trabaja de lunes a viernes en centros educativos en Monterrey de San Carlos y en el distrito de Venado. Además, combina esto con un proyecto personal de escuela de fútbol, en el que intenta formar a buenas personas y transmitir sus conocimientos.
Gilberth no pasa desapercibido y pese a que salió de la máxima categoría en el 2002, aún lo reconocen y lo tienen muy presente en cualquier lugar al que va. Cómo no, si anotó 89 tantos en 334 partidos con Belén, Ramonense, San Carlos, Palmares, Herediano, Liberia y Pérez Zeledón, según los datos del periodista y estadígrafo Gerardo Coto Cover.
“Terminé de estudiar, me faltan unas prácticas para la licenciatura, pero trabajo en cuatro escuelas de la región y tengo mi proyecto formativo y recreativo. La escuela de fútbol me realiza, me encanta lo que hago, este proyecto me tiene muy orgulloso... Los padres de familia lo conocen a uno, también los muchachos lo empiezan a reconocer porque ven videos, así que ellos quieren jugar contra uno, se lo quieren bailar y hay que pararse duro”, manifestó.
El oriundo de Zarcero se quedó a vivir en Ciudad Quesada, donde tiene la casa que comparte con su esposa y sus dos hijos. Solano trasmite emoción cuando narra que su hija es licenciada en Enfermería, rama que siempre quiso estudiar él, mientras que su hijo es seleccionado nacional de voleibol.
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El exartillero no pierde la sinceridad que le caracterizaba, al punto de reconocer que tenía un carácter fuerte y que una que otra vez perdió el control, como cuando no tuvo más paciencia con William Sunsing, a quien persiguió para pegarle, luego de un partido entre San Carlos y Herediano, en el que Sunsing hacia mofa por la goleada que le propinó el Team a los sancarleños. Una historia que le hace reír y que luego quedó como anécdota entre ambos.
Además, afirma que por Carlos Watson se fue del conjunto florense para Liberia, ya que no contaba con él. Mientras que Guillermo Guardia lo dejó fuera de los liberianos a 15 días de la pretemporada. Para él lo más curioso fue que en aquel momento terminó dirigiendo el último choque de los de la pampa.
El fútbol sigue corriendo por sus venas y es parte del día a día, aunque casi no lo participa con veteranos de la zona. Su trabajo y su proyecto le dificultan aceptar las invitaciones que recibe, por lo que se centra en mejenguear de vez en cuando con los alumnos. Eso sí, la exigencia es alta porque todos quieren superar al ‘profe’ y al exfutbolista de Primera División.
“Tengo 52 años, todavía juego y corro. Por la edad uno se va preparando para ir aceptando lo que viene, aunque cuesta reconocer que ya no se tienen 15 años, pero en eso me ha ayudado la escuela de fútbol. Ahora cuando juego voy a disfrutar, no me gusta perder, pero hay que aceptar que el paso de los años nos hace más lentos”, señaló.
Aún tiene la espina de dirigir
Gilberth Solano recalca que está feliz e ilusionado con su carrera como docente y su escuela de fútbol, pero la espinita por dirigir sigue intacta para él. Dirigir es un objetivo que aún se plantea y espera que en algún momento se le dé otra oportunidad.
Solano o cuenta con la Licencia A para tomar las riendas de un club, aunque después de su retiro estuvo al mando de equipos como Naranjo FC y San Carlos, plantel al que según dice formó y con el que estuvo invicto por 26 partidos, pero luego los resultados no se dieron y dejó su lugar por Fernando Sossa.
“La espinita de dirigir no se va, es bien bonito. Estuve al frente de varios equipos en Segunda División, la última oportunidad fue con un equipo de Upala, me buscó un amigo y todavía están con ese proyecto”, manifestó.
Gilberth no pierde la esperanza de sacar la documentación necesaria para volver a la faceta de entrenador. Sin embargo, sabe que debe quemar etapas y a esto apunta a median plazo.
“No he hecho el curso de Licencia A por tiempo, la educación me consume y bueno, también por la parte económica, pero claro que me gustaría ser asistente, porque por ahí se comienza y así se va formando. Al final de cuentas cuando uno hace química con el cuerpo técnico logra cosas importantes”, finalizó.