Albert Rudé vivió un partido lleno de intensidad. La primera semifinal del español lo llevó desde el éxtasis hasta la furia.
El gol de Johan Venegas hizo desatar la locura en el timonel, quien saltó, se abrazó, celebró con puños en alto y gritó con fuerza. El español fue consciente en ese momento de que la serie ante el Santos con un 3 a 1 en contra, estaba cuesta arriba, pero con el 3 a 2 volvía a agarrar forma y era totalmente remontable.
En la conferencia posjuego, las palabras del ‘DT’ dieron el mensaje de que la Liga tiene claro qué debe hacer el próximo domingo en el Morera Soto: anotar. Una diana, sin goles en contra, le da el pase a la final a los manudos.
Pero, todo el cotejo no fue así para la cabeza rojinegra, porque la forma en que Santos le penetró su defensiva lo hizo rascarse la cabeza, caminar por toda su área técnica e ir a sentarse con sus asistentes (Júnior Díaz y Óscar Torres) a buscar soluciones en por lo menos ocho veces.
Albert no dudó en ver que su ala derecha en el primer tiempo fue un desastre y aunque Fernán Faerron no aprobó el cambio en el que cedió su lugar a Ian Smith, el ingreso del mundialista de Rusia 2018 le permitió a la Liga encontrar al menos un tapón para un Luis Paradela que hizo estragos con sus dos dianas.
Al técnico tampoco le tembló la mano para buscar en su banquillo el desatorador a un cotejo en el que su colega, Erick Rodríguez, lo supo controlar sin necesidad de quitarle la pelota. Los guapileños consiguieron ser mejores en ataque, pese a que sus posesiones de balón fueron fugaces, pero lo suficientemente dañinas, vertiginosas, para hacer ver mal no solo a Faerrón sino a Giancarlo González y Daniel Arreola.
El gran pecado de Santos fue cansarse y ese será su gran reto para defenderse como gato en el Morera Soto. Si los caribeños no hubieran cedido en la parte física, probablemente con su juego de ataque explosivo por las bandas el marcador habría sido mayor a su favor.
Pero, cuando a los rojiblancos los atacó la fatiga, las dolencias musculares y el evidente cansancio en el campo, Rudé decidió irse con todo por el descuento. Al campo llegaron Celso Borges, Marcel Hernández, Bryan Ruiz para acosar hasta que, en el 93′, el gol de un hombre que había tenido un encuentro muy reservado, Johan Venegas, puso a la Liga de nuevo en la serie y le echó un balde de agua fría a los locales.
Cuando todo hacía indicar que Santos rompería a Alajuelense en el primer partido de la semifinal, el atacante manudo devolvió la esperanza, desató la locura de su banquillo y puso un 3 a 2 que parece manejable para la vuelta.
Una mala marca de Michael Umaña, un mal rechace de Pablo Arboine y una buena definición de cabeza de Venegas se trajeron abajo el gran trabajo de una ofensiva muy afinada compuesta por Luis Paradela y Javon East.
El plantel santista tenía la serie en el aire, el resultado hasta podría parecer injusto, pero al final los goles son lo que valen en el fútbol y la Liga marcó dos de visitante que lo obligan a solo buscar una diana en casa. Alajuelense consiguió aprovechar un yerro en el cierre santista, Johan Venegas explotó con todo y avivó a los suyos para dejar con caras largas a un contrincante que tenía todo para llegar fuerte al Morera Soto.
Albert Rudé vivió su primera semifinal, una en la que demostró que hará lo que sea, sacará a quien sea y arriesgará todo por seguir con vida. El español pasó de la preocupación al éxtasis, porque ya se siente de nuevo adentro luego de verse casi fuera.