Jordy Evans eligió a Saprissa cuando el fútbol le dio dos opciones

Llamó la atención de visores morados y manudos durante unos partidos en su natal Limón. Con las dos posibilidades al frente, su mamá lo puso a escoger

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

En sus cumpleaños solo pedía un par de tacos, como buen fiebre del fútbol quebró algunos vidrios ajenos y desde la escuela su mamá supo que su camino estaba ligado a ese deporte.

Por eso cuando Jordy Evans debutó en Primera División, el 11 de junio de 2020, en su casa hubo algarabía. Finalmente había llegado el esperado momento.

Fueron apenas 24 minutos ante la U Universitarios, pero también significaron el comienzo de un futbolista que hoy se perfila como la cara del cambio generacional deseado por el Saprissa.

A la institución morada llegó con 13 años, luego de llamar la atención en una visoria en su natal Limón. En esa provincia hizo las ligas menores, hasta que le llegó la oportunidad de trasladarse a San José.

“Cuando entró a la selección regional hubo una visoria, eran varios equipos como en una cuadrangular. Ahí fue donde llegaron visores de Herediano, Alajuela y Saprissa. Los profesores me dijeron que los visores de Saprissa y la Liga querían hablar conmigo. Querían que Jordy fuera a hacer pruebas”, recuerda Johanna Solano, mamá de Evans.

Ella tenía claro que debía escoger, pues solo lo llevaría a uno de los dos equipos. Evans se inclinó por el color morado.

Su progenitora no lo describe como un niño aficionado a un equipo en especial, lo único que quería era estar jugando con la pelota. Sin embargo, en ese momento fue él quien señaló su destino ante la difícil pregunta.

Durante una semana dejaron Barrio 2000 y estuvieron donde una amiga, en Heredia, para poder asistir a los entrenamientos.

La estadía de Jordy en el Valle Central se extendió tanto que la cuenta ya lleva cinco años.

En su primera etapa vivió con otros jugadores de Limón en un apartamento proporcionado por la S. Después, a los 16 años, sus papás, doña Johanna y Wálter Evans, decidieron que estuviera solo.

“No es porque sea mi hijo, pero es muy disciplinado, tiene muy clara su mente”, responde Solano cuando habla de la adolescencia de Evans, lejos de su familia, entre entrenamientos, labores del hogar y estudio.

“Gracias a Dios sabe cocinar. Toda la vida el papá y yo hemos trabajado y él se defendía; lava, limpia y hace de todo. No costó, él es muy independiente”.

Ajustarse a un presupuesto es otra de las etapas que evidencian el enfoque del zaguero.

“Saprissa nos ha ayudado siempre. La vida en la capital es dura, pero siempre damos el granito de arena como padres responsables que somos. Nosotros le decimos que tiene que vivir con tanto al mes, se debe acomodar, incluso a veces me dice: “mami me sobraron dos mil colones”.

Doña Johanna le repite que todo llegará a su tiempo, tanto en lo deportivo como económico.

El 2020 fue el año de ensueño; del debut primero y después de un Apertura con más de 300 minutos en la cancha, incluso siendo titular, algo que mantuvo para el inicio del actual campeonato.

Sin embargo, entre la alegría también ha habido nostalgia, porque la familia Evans Solano no ha podido presenciar esos momentos desde el estadio.

Poco antes de la pandemia ya esperaban el primer partido de Jordy en la máxima cateogría, pero se atrasó un poco, suficiente para toparse con la pandemia.

“Cuando estaba por debutar me acuerdo que un día me llamó don Victor Cordero, que me iba a dar entradas. Fui a un partido y a otro, y no”, cuenta entre risas Solano.

Luego, el 11 de junio, su hijo le avisó que estuviera “pegada” al televisor porque ese era el día.

Un estadio con afición aún es incierto, pero Johanna y su esposo ya planean alguna forma de verlo, aunque sea de lejos.

“Tal vez cuando venga a Limón, porque hay una casa de un señor desde donde se ve el estadio. Vamos a ver si me alquila el palco”.

En estos tiempos sería el panorama ideal para cumplir otro de sus sueños: anotar un gol.

No tiene que ser delantero para estar pensando en ese anhelo. Wálter Centeno utiliza al joven de lateral derecho, aunque su posición más común en ligas menores fue de central.

Enrique Rivers, director de ligas menores de la S, asegura que cumple a plenitud en cualquiera de esos dos puestos.

Hasta ahora ha dejado buenas impresiones. Se ilusiona él, su familia y también a la afición morada ante un cambio generacional.