Johnny Chaves tiene un aspecto muy claro en su vida: el fracaso forja carácter, enseña y es el punto de partida para el éxito. Basado en esta filosofía, el técnico resurgió y tres años después ve el descenso con San Carlos como un punto de inflexión que lo catapultó a ser hoy el líder de un Santos protagonista en el torneo local y Concacaf.
Chaves supo aguantar el golpe de perder la categoría, de no encontrar equipo en Costa Rica y migrar a Guatemala, para luego regresar a suelo nacional a dirigir en Liga de Ascenso a Barrio México, hasta que Santos de Guápiles creyó en él y le abrió las puertas para construir un proyecto en el que, en dos años, acumula dos clasificaciones al hilo y tiene al club metido en la final de Liga Concacaf.
El estratega reveló que no la pasó fácil en el tiempo que le tomó volver a posicionarse en la élite del balompié tico, pues tuvo que ajustar su situación económica, seguir actualizándose en Holanda, donde sacó su licencia de técnico clase A, y esperar con paciencia.
Pese a la adversidad, el timonel afirma que nunca se sintió frustrado, tuvo calma en los momentos de apremio, disfrutó lo que hizo y se entregó al máximo con honestidad, sin hacer reclamos o buscar culpables.
Hoy, el nombre de Johnny Chaves es respetado por propios y extraños y no sería descabellado considerarlo entre los mejores entrenadores del país por su conocimiento, educación y espíritu para resurgir. Ganar un cetro es el pendiente de Chaves, y a eso apunta ahora con Santos.
¿Qué se le viene a la mente en este momento luego de aquel golpe que recibió a descender?
No rendirse nunca, buscar la excelencia, aprovechar los momentos difíciles para aprender de ellos y fortalecerse. Lo que pasó me hizo más fuerte de carácter, busqué más adentro de mí para mejorar en el trabajo. Además, me hicieron luchar porque tuve que empezar de cero. Me fui a Guatemala, luego empecé con Barrio México en segunda.
Se había posicionado en el fútbol nacional y tenía un nombre. ¿Lo veían diferente luego del descenso?
Busqué fortalecerme, no sentirme culpable y aceptar la situación. También ver qué sucedió, no rendime para buscar consolidarme en el medio. Nunca me sentí ni víctima ni derrotado. Decidí ser guerrero y empezar donde fuera para volver al camino que traía.
¿El descenso fue el golpe más fuerte que ha tenido en la profesión?
Sí. Un descenso tiene su costo emocional y también en imagen, pero lo supe asimilar, que era lo más importante.
Salió de San Carlos en mayo de 2013 y hasta octubre de ese año volvió a dirigir, pero fuera del país, ¿sintió que le cobraban el descenso?
En San Carlos querían que siguiera, no me veían como el culpable. Me ofrecieron un proyecto para reestructurar el equipo en segunda, pero la situación económica era complicada. Además, no soy de la zona, tenía mis gastos y no había posibilidad para arreglarnos y seguir ahí.
"Cuando las cosas están mal hay que dejarse atravesar por ellas. La clave está en cómo se enfoque todo, porque no hay que sentirse víctima o desesperarse, sino que se debe estar listo para cuando aparezca la oportunidad".
Se fue a Guatemala en octubre del 2013, pero regreso en junio de 2014, ¿qué pasó?
Las situaciones fueron muy difíciles ahí. Me ofrecieron cuatro años y era un proyecto a largo plazo, pero hubo factores externos que prefiero no mencionar y que es complicado probar. Mejor decidí venirme a los ocho meses a Costa Rica, dejar de lado los cuatro años y quedarme con la oportunidad que me había planteado Barrio México.
Regresa a Costa Rica, pero solamente Barrio México le hace un ofrecimiento y luego Belén, ¿cómo se sintió al no tener más ofertas?
Yo respeto cómo piensa la dirigencia y nunca la he cuestionado. Me pareció que Barrio México era un buen proyecto. Cuando salió lo de Belén preferí terminar lo del Barrio, porque íbamos bien. Nunca me cuestioné nada, solo quería hacerlo bien en el Barrio.
A nivel de ego, ¿le afectó dirigir en Liga de Ascenso?
Comprendí el momento, hay que ser humilde, aceptarlo y dar lo mejor que uno tiene, sin importar si es primera segunda. No tenía ningún problema con mi ego, sino que lo disfruté y me entregué, pero nunca me puse a pensar que pertenecía a otro lado. Uno pertenece a donde se compromete.
¿Cómo fue esa etapa de dirigir en Liga de Ascenso entre 2014 y 2015?
En el Ascenso encontré diferencias abismales con la Primera, en cuanto a patrocinadores y posibilidades, pero nos comprometimos a ser como un equipo de Primera. Entrenábamos en las mañanas y dentro de las posibilidades nos comportábamos como de Primera.
"En el primer torneo que estuve ganamos el título, pero lo perdimos en la mesa y en el segundo fuimos el de mejor rendimiento, pero quedamos fuera en semifinales. No obstante, hay muchos más obstáculos, se debe convencer al jugador algunas veces de que trabaje gratis, convencer a la dirigencia de irse a un lugar un día antes o que se tenga el mínimo de implementos necesarios.
A nivel económico, ¿también fue un golpe?
En cuanto a lo salarial, era abismal la diferencia al dirigir una segunda. Tuve que adecuar mi presupuesto, pero creo que lo manejé bien en ese año que estuve en Barrio México.
¿Se desesperó cuando no le llegaba una opción en Primera?
No, nunca me desesperé. La gente cercana me decía que fuera paciente, que iba a llegar la oportunidad y por eso lo que hacía era disfrutar, sacar lo mejor de mí y prepararme para cuando llegara esa opción.
Pese a las limitaciones económicas, ¿siguió viajando a Holanda a mitad de año, como lo hace siempre, para prepararse?
Sí. Uno debe tener claras las prioridades, no soy casado y no tengo hijos, el único que tenía murió hace años. En aquel momento solo dependía de mí mismo, así que maximizaba mis recursos, para mantener una línea de invertir en conocimientos y en preparación, porque en esta profesión es esencial estar renovándose para no entrar en una zona de confort.
¿Se mentalizó en que le iba a llegar la oportunidad?
Mi filosofía es vivir el ahora. Hay una frase de John Lennon que siempre me ha marcado, a él le preguntaron: '¿Qué es la vida?' y respondió: 'Es aquello que te pasa al frente, mientras haces planes para vivirlo'.
"Uno debe concentrarse en el ahora y si es bueno, cuando llegue el momento uno estará listo."
Se abre la puerta de Santos en mayo del 2015, ¿cómo se sentía en ese momento?
Esa oportunidad se la agradezco a Víctor Badilla (gerente de Santos en 2015) y a la Junta Directiva. Me sentía preparado; el formar un equipo y darle espacio a la cantera era un proyecto que había hecho en Pérez Zeledón. Estaba seguro que lo iba a disfrutar y que lo podía hacer bien.
Al hacer el contraste del descenso al estar ahora en un equipo que hizo protagonista, ¿qué pasa por su cabeza?
Siempre les digo a los jugadores que den todo, sin importar si se gana o se pierde. Cuando descendimos en San Carlos lo dimos todo, hasta lo que no teníamos, por lo mismo no le bajé la vista a nadie. Di mi mejor esfuerzo, pero no alcanzó, así que estoy en paz.
"Hoy en día disfruto este momento porque hay altos y bajos. Fui fuerte cuando fue bajo y ahora entiendo que debo disfrutar este instante. Como siempre doy lo mejor, estoy en paz".
Es parte fundamental del éxito de Santos, ¿se siente orgulloso?
Uno revisa, se han tomado decisiones en cuanto a los que se quedan y se van. Además, se les ha dado un estilo de juego que ha tenido éxito. La mayoría de decisiones van bien y aunque tuvimos momentos de fracaso, es parte esencial para tener éxito.
"Estamos en un buen momento para Santos y me honra ser líder de este excelente grupo, que tiene una buena directiva, una buena administración, un grupo talentoso y un buen cuerpo técnico".
¿Le cambió la cara al Santos?
Todos le aportamos al cambio. Santos era un equipo que una vez por año clasificaba y producía buenos jugadores, así que había algo, pero ahora hay regularidad, porque llevamos dos clasificaciones al hilo, estamos en una final de Concacaf y peleamos arriba.
"Es una labor de todos, no mía. El grupo está comprometido y cuando se logra esto se cambian las cosas en una institución".
Son contendientes en los dos torneos en los que compiten, ¿para qué está Santos?
Les digo a los muchachos que es nuestro momento y que nosotros debemos determinar este momento, no que el momento nos determine.
"Tenemos una gran oportunidad y cada día y cada partido nos prepara para ese momento. Entendemos cuál es el rol que le toca a cada uno, así que lo disfrutamos y buscamos ser mejores".
En su carrera nunca levantó un título, ¿lo desea más que nunca?
Algunas veces cuando se desea mucho algo se aleja. Sé la importancia que tiene el ganar un título en esta profesión, porque ayuda a trascender, a consolidar lo que se hace como entrenador, pero no me lleno de ansiedad y no dejó que me aplaste, porque puedo cometer errores.
¿Ya es hora de ganar un título para usted y Santos?
Ya clasificamos dos veces, la primera fue dura y aprendimos, la segunda lo hicimos mejor y ya tenemos roce internacional, además, trabajamos juntos hace un año. Lo que sigue es plantearse firmemente y sin temor la meta de ser campeones. Este grupo debe dar el paso y no sentirse satisfecho con clasificar.
"Nos sentimos preparados y aunque no es fácil, no nos da temor enfrentar las exigencias para cumplir la meta".
¿Ambiciona seguir creciendo?
Uno siempre debe buscar crecer en su carrera y aspirar a más. Acá en Santos tenemos un buen proyecto y estamos claros que en algún momento tocará dar un paso al lado por A o B. Sin embargo, mientras llega ese momento estamos concentrados en el ahora para disfrutarlo.