Es conocido (sí, también trillado) que la segunda vuelta del torneo es como otra competencia, una nueva, todos comienzan de cero. Oímos a los jugadores y técnicos repetir esto siempre.
Y no es mentira, la historia lo dice así. Muchas veces el “mejor” o más regular no necesariamente termina siendo el último que sonríe.
Tampoco le estamos dando malos augurios a Saprissa. Un equipo cargado de experiencia sabe esto muy bien. También, por eso hace pocos días Wálter Centeno les pedía a sus dirigidos la misma dinámica e intensidad en los dos tiempos de los partidos.
La S necesita ponerle unos puntos de más a su rendimiento si desea coronarse campeón nacional, y más si quiere hacerlo de forma anticipada, sin llegar hasta una gran final.
Su nivel, aunque por encima en la clasificación, no está abismalmente por encima de Herediano y Alajuelense, clubes que le siguen en la tabla.
La siguiente fase se vislumbra de dientes apretados y ahí es cuando los de Tibás necesitan sacar sus mejores momentos, tanto en la parte ofensiva, como en la defensa.
La noche de este sábado eso quedó en evidencia ante Grecia, así también lo dice el marcador de 2-2. Sobre el campo Saprissa deja la sensación de no estar 100% cómodo.
En parte importante de los partidos le cuesta lucir dominante. Así pasó contra los de Occidente, que incluso en el segundo tiempo se vieron mejor.
Durante los primeros 45 minutos hubo poco para emocionar a los aficionados en sus casas. Culpa de eso pudo ser la circunstancia, porque el escenario puso a un club con el liderato amarrado y a otro sin posibilidad de clasificar. Es decir, “nada” en disputa.
Wálter Centeno optó por cambiar la zona defensiva, dándoles minutos a jugadores poco habituales, desde centrales hasta laterales, y de ahí padeció el aporte por las bandas.
Los dos conjuntos decidieron presionar la salida, pero les costó hacer sufrir al contrincante con acciones realmente peligrosas.
En el lado morado fue necesaria cierta habilidad individual para sacar algo de chispa. Manfred Ugalde sacó dos marcas y en jugada individual centró para que Johan Venegas abriera el marcador en el 45’ + 1.
Cinco minutos antes el mismo Ugalde había desperdiciado la más clara, cuando disparó ante Kevin Ruiz y aunque el rebote le quedó al frente, lo dejó pasar mientras se lamentaba.
Enseguida Grecia provocó un disparo potente con Jean Carlo Sánchez y Aarón Cruz salvó. No hubo más.
La falta de “alegría” se mantuvo, reforzando dos cosas: a Saprissa le resta mucho trabajo por delante y Grecia jugó su mejor torneo tras la reanudación.
El conjunto dirigido por Fernando Palomeque volvió a la competencia y se olvidó de perder. Al final la parte administrativa le jugó una mala pasada.
Sobre el campo mejoró muchísimo. Fue aplicado tácticamente y atrevido cuando pudo, así funcionó contra los morados.
Por eso llegó al empate en el minuto 59, en pies de Anthony Contreras, quien recién ingresaba (59’). Su tanto se gestó entre la vivacidad de Álvaro Sánchez, quien presionó salida, y el resbalón de Jean Carlo Agüero cuando tenía el balón.
A partir de ese momento los visitantes mejoraron, pero Saprissa encontró una oportunidad y lo castigó.
En el minuto 74 apareció el instinto goleador del romperredes de este certamen. Christian Bolaños marcó tras un balón que pegó en el palo Venegas.
Pero faltaba más, tal vez un poco de justicia para Grecia. La halló con méritos propios. Álvaro Sánchez cobró el tiro libre y Leonel Peralta apareció sin marca para decretar el 2-2.
El empate refleja lo sucedido en el campo y deja lecciones para ambos bandos.