Una simple jugada puede cambiar sustancialmente la historia de un enfrentamiento. Lo sufrió Guadalupe, que ganaba y no padecía en exceso frente a Grecia, cuando el volante Sebastián González cometió una fuerte falta sobre Jean Carlo Agüero y acabó en las duchas.
El silbatero central Pedro Navarro estaba cerca de la jugada y le enseñó la cartulina roja, al 27′. A partir de ese momento, Guadalupe retrocedió la línea de presión y defendió su ventaja, ante un rival confuso y sin profundidad en su idea.
Siete minutos antes de la expulsión, el joven Andrés Gómez, un talento en proceso de consolidación, recibió un pase filtrado dentro del área y definió con calidad a un costado para batir al guardavallas Kevin Ruiz.
Sin embargo, todo hacía indicar que con un hombre más y en casa, Grecia se repondría y sacaría la tarea.
No sucedió. Durante 63 minutos, el equipo local fue incapaz de sacudirse y acabó por entregar tres puntos más que lo colocan en el sótano, con un pobre rendimiento.
Guadalupe, en cambio, fue intratable en la retaguardia y defendió sin contemplaciones el gol tempranero para dejarse los tres puntos, con un extraordinario rendimiento colectivo.
El duelo ‘pintaba’ parejo y cerrado, con dos ejes de creación que se opacaban el uno a otro y limitaban las aproximaciones de peligro.
Con un hombre más, el timonel local, Fernando Palomeque, movió el banquillo; sacó al central Agüero y mandó a la cancha al delantero Aldo Magaña en busca de la profundidad, escasa en la propuesta griega.
Le costó en demasía a los de Occidente producir ocasiones claras de peligro. Cuando trató de elaborar, Guadalupe plasmó un bloque sólido, capaz de cortar todas las líneas de pase. En cambio, al lanzar largo se encontró con una muralla capaz de repeler la mayoría de embates por las alturas.
A la dificultad para penetrar, se le sumó un problema adicional a los griegos y fue la falta de creatividad cada que vez que se acercaba al área.
Con el ingreso de José Rodolfo Alfaro, el anfitrión tuvo alguna mejoría, insuficiente para llegar con constancia. El bloque profundo de Guadalupe cerró todas las vías de ingreso y maniató el juego de asociación de Grecia.
Cada vez que se acercó al arco rival, Guadalupe se dispuso a cortar y a rechazar la pelota, con un orden y una disposición admirable.
Un remate de Sánchez y otro de Magaña se quedaron cortos en medio de una propuesta demasiado predecible.
Ni Luis Sequeira, ni Youstin Salas, quien se incorporó constantemente al ataque, consiguieron romper la muralla de Guadalupe.
Guadalupe saca petroleo del Allen Riggioni y expone la realidad de Grecia, venido a menos en esta campaña.