La final entre Saprissa y Herediano inició con dos horas de retraso, la gramilla natural de la Cueva se vio rebalsada ante las lluvias que se presentaron en Tibás. La saturación y los charcos en los diferentes sectores hicieron que fuera imposible cumplir con el horario pactado (4 p. m.).
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Agrícola Roca, empresa que se encargó de la instalación de la cancha y da el mantenimiento diario calificó como evento extremo, a las precipitaciones que se dieron entre las 2 p. m. y las 6 p. m. en las inmediaciones del reducto morado. Además, defendieron el estado de los drenajes y su funcionamiento.
“Fue un evento de lluvia extremo… Estábamos viendo los datos del Instituto Meteorológico y entre las 2 p. m. y las 6 p. m. cayeron 120 litros por metro cuadrados en la cancha. Si lo traslapamos al campo en total, que son 7668 metros cuadrados, estamos hablando de 920 mil litros en toda la cancha y en hora y media se drenó. Incluso, este número son nueve veces el tanque de riego del Estadio Nacional... Cerca de las 2 p. m. cayó casi el 50% de todo”, manifestó Rónald Castillo, quien estuvo presente en el juego y coordinó las labores para que se jugara.
Castillo añadió que lo que se requería era tiempo, ya que verificaron que el sistema evacuaba según lo estipulado. Además, explicó que primero hay una saturación y luego por gravedad se va drenando todo a los colectores.
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Durante las horas de espera efectuaron la inspección correspondiente, según afirmó, y demostraron a los personeros de Saprissa que no existía un problema mayor. De igual forma, añadió que ya se tenían programados tratamientos como aireaciones, que permitirán mejorar los tiempos.
“Es un cúmulo de agua. Es una cancha madura, que tiene años y los drenajes actúan poco a poco. La arena y el zacate tienen una capacidad de retención de humedad, no es que drena de inmediato… El uso genera compactación normal y con un evento de lluvia tan grande hay que tomarlo en cuenta. La cancha drenó, se pudo jugar sin problemas y no hubo afectaciones en el rodamiento o pique de la pelota una vez que se dio el tiempo necesario. De igual forma, estuvimos dentro del tiempo que estipula el reglamento”, destacó el especialista.
El funcionario de Agrícola Roca también defendió que una vez que mermó la intensidad de las lluvias, la gramilla respondió sin problemas y se pudo desarrollar el compromiso sin más atrasos o parones.
Estado del campo afectó
Tanto en Saprissa como en San Carlos señalaron que el atraso y las condiciones de la gramilla afectaron sus propuestas y la ejecución de lo que pretendían inicialmente. Más allá de que los problemas se dieron para ambos planteles, son claros en que tuvieron que modificar sobre la marcha.
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La velocidad a la que corría la esférica y la acumulación de agua impidieron que se arriesgara en la salida y propiciaron jugar largo para no incurrir en errores.
“Nos condicionó un poco, porque la cancha tenía pozos. Tuvimos que tomar las medidas del caso, no se sabía dónde estaban los charcos, así que tuvimos que jugar largo y pelear la segundo bola, porque había riesgo al salir jugando. Igual, no es excusa, es una gran cancha y estaba mojada para los dos”, afirmó el arquero sancarleño Marco Madrigal.
Incluso, durante el tiempo de espera los cuerpos técnicos modificaron el planteamiento táctico, ya que las condiciones obligaban a algo totalmente distinto. Los morados, acostumbrados a elaborar, se vieron forzados a analizar otras vías. Esto sumado a la ansiedad y la incertidumbre.
“Creo que para los dos equipos afectó, ese parón, uno se mentaliza en una hora, cuesta pero al final salimos los equipos a jugar buen fútbol y se vio una bonita final”, expresó Marvin Angulo.