San Isidro de Coronado. Aunque sea solo un punto y no lo saque del fondo de la tabla, el empate de ayer le da un gran respiro al Uruguay de Coronado.
El equipo anotó lo mismo que en sus tres partidos anteriores: un gol. Mas lo principal es que mostró otro rostro, con mucha más confianza y temple.
También el regreso al Estadio Labrador, en Coronado, donde hasta ahora juega Uruguay, pues antes ofició como local en el Rosabal Cordero debido a los problemas de iluminación.
“Casa es casa, yo me siento muy cómodo en mi casa. Nosotros entrenamos aquí todos los días, conocemos la velocidad del viento para filtrar un pase, cómo rematar, los cobros de los córner... Todo es importante en nuestra casa, usted va a otro campo y las circunstancias corren en favor del rival, que lo domina y lo conoce”, comentó ayer, después del partido, el entrenador Carlos Watson.
El estratega se cargó de esperanza con el empate. Quería ganar pero reconoce que el equipo no se cayó al recibir un gol como con Alajuelense y Carmelita.
La fe es mejorar en adelante la ubicación en la tabla y alejarse del descenso, ya que pasaron partidos muy complicados como la visita al Cartaginés y recibir a Saprissa y a la Liga.