Redacción
Le apodan el Torito de San Gil. Con más de 100 goles en el fútbol de Colombia y 36 años, Edwards Jiménez carga el papel de figura en la muy cafetera Universidad de Costa Rica.
Jiménez es uno de los cuatro futbolistas de ese país que llegaron para reforzar el club, administrado ahora por la firma suramericana Con Talla Mundial.
Hace unos días, el equipo se reunió con la colonia cafetera en el país en busca de su apoyo. El objetivo es que la institución represente a ese grupo de aficionados.
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El Torito de San Gil es la carta de presentación del nuevo proyecto académico. Después de militar en clubes grandes, como el Junior de Barranquilla y Once Caldas, su nombre reluce dentro de la ofensiva universitaria.
Incluso como veterano, las aspiraciones del artillero son las mismas de toda la vida: Perforar las redes cuantas veces le sea posible.
"En todos los equipos donde estuve fui un referente del gol. Siempre me destaqué por ser el goleador del plantel. Esperamos que al equipo le vaya bien, pero sé que se espera que haga anotaciones", reconoce Jiménez.
Después de una larga trayectoria acabó firmando con la 'U', pese a que asegura haber recibido ofertas en su tierra natal.
El proyecto lo convenció de vernirse solo y dejar a su familia. Ya sabe lo que es jugar en México y Venezuela, por lo que no es nuevo para él.
De Costa Rica solo conocía lo que miraba por televisión. Los partidos de Concacaf de Saprissa, Alajuelense y Herediano, así como la propuesta de juego, basada en un fútbol más directo del que está acostumbrado.
Ahora espera dejar su sello, tal como lo hizo en la mayoría de clubes en donde estuvo. No le preocupa la edad, pues insiste en que se encuentra en plena forma física, después de dos meses de trabajo intenso.
"Yo creo que si algo me ha caracterizado es tener una carrera muy limpia, sin nada de escándalos. No traigo lesiones de rodilla, ni de ningún tipo", agregó Jiménez.
Lo de Torito de San Gil viene desde que dejó su pueblo natal para jugar al fútbol. San Gil es un pequeño departamento de casi 60.000 habitantes, en donde se disfruta de la carne oreada y el cabro al carbón, dos de los platillos tradicionales de su región.
Se acostumbró fácil a la cuchara tica, dado que el casado se le asemeja a la bandeja paisa, otro plato que solía consumir con frecuencia en Colombia.
El mote de Torito nació de su empuje, asegura. Le gusta pelear arriba, pivotear, moverse al espacio y, ante todo, llegar al gol. Su celebración dista mucho de su sobrenombre, prefiere arrodillarse y celebrar con sus compañeros.
Después de un semestre sin participación, espera recuperar el ritmo rápido. El año pasado jugó con el Boyacá Chicó durante el primer torneo del año, y después se retiró por unos meses.
La UCR significa el regreso a la competencia profesional y la oportunidad de demostrar que todavía le quedan bríos para "cornear" a sus adversarios.
Espera que el colectivo del equipo funcione y muestre la esencia del balompié colombiano, de mucha posesión de balón y juego a ras de piso.