De Golobio para Mariano, de Mariano para Angulo, de Angulo para Bolaños...el balón vuelve a Golobio y empieza a girar lento, con paciencia y acierto. De pie a pie, de costado a costado. Una fórmula que, por lapsos, parece predecible, pero en otros denota una premisa sofisticada: con el balón es posible atacar y defender; descansar y acelerar.
El modelo de Wálter Centeno implica precisión y trabajo. De nada sirve el toque si la ejecución del último trazo no evidencia la coordinación suficiente para que los movimientos rompan con la lentitud y se traduzcan en sendas jugadas de peligro.
El nuevo Saprissa es como un francotirador, espera y espera hasta que aparezca algún espacio que permita romper con el cerrojo y facilite la tarea de distribuir y controlar.
No es sencillo. El dominio de balón es solo un concepto que necesita de un complemento para que se proyecte como lo que es: un estilo eficaz cuando es bien ejecutado.
O muy peligroso cuando se cae en la imprecisión. No sucedió ante Santos.
Del toque y toque de la primera etapa se interpreta que no basta con sostener la pelota y llevarla de un costado a otro, cuando la profundidad escasea durante grandes tramos.
A Saprissa le tomará tiempo conseguir que el juego de posesión se complemente con la lectura idónea de los movimientos ofensivos, de manera que, en algún momento, aparezca el trazo profundo que permita romper con el toque y se transforme en anotación.
Le sobra pie a la S, lo que resuelve el problema más difícil en la ejecución del librillo de Paté; la necesidad obsesiva de controlar el balón siempre. El trazo horizontal es la fórmula usual, cuando todavía falta tiempo para que la verticalidad se vuelva un ejercicio frecuente.
Y en esa premisa de perfeccionar el librillo, la etapa inicial se transformó en un monólogo de Saprissa. Mucha posesión, pero poco peligro. El repliegue del Santos dificultó la idea morada de pisar el área contraria y lo llevó a caer en un juego de paciencia.
De tocar y tocar, a la espera del espacio que le permitiera perforar las redes y llevar el juego a su manera. Christian Bolaños erró un penal apenas a los 9 minutos y obligó a los anfitriones a insistir, con una elevada cantidad de pases consecutivos.
Ahora, cuando el control del marcador se junta con la certeza de tener la pelota, es cuando el estilo de Centeno ejecuta su otra premisa: defenderse con la esférica.
O mejor dicho: Hacer todo lo posible para que el rival no tenga la pelota.
Después del penal detenido por Bryan Morales y de tres remates de media distancia, apareció Mariano dentro del área para disparar sin marca y liquidar a Morales, al 42'.
Antes, lo había intentado Golobio, el propio Torres y Venegas. Desde lejos, el guardavallas caribeño se amplió a fondo para evitar la caída de su arco.
Torres no perdonó y celebró Paté. Controlado pero ansioso, respiró Centeno.
La ineficiencia santista en ataque fue tan palpable en la primera etapa como en la segunda. Cero remates a puerta, una sola jugada clara de gol. Cero posesión de balón.
La falta de acierto en ofensiva le permitió a la S variar ligeramente su propuesta y probar con un estilo algo más directo en el segundo periodo.
Fue una jugada entre Golobio y Torres la que evidenció el juego de combinaciones morado, cuando entre ambos elaboraron tres paredes consecutivas, en una acción que acabó con un remate de Bolaños que contuvo el cancerbero.
Debutó Centeno y también el artillero catracho Rubilio Castillo. Un futbolista que evita salir de su hábitat natural y aguarda paciente cerca del área.
Es rápido e insistente, pero ayer pesó poco. En el debut de Centeno el protagonismo fue para su estilo y para quienes lo predican con seguridad, es decir, Torres y Golobio.
La excesiva distribución llevó el partido a un impasse; la poca profundidad santista se conjugó con el toque horizontal de los morados y, por lapsos, el juego fue aburrido.
La segunda etapa le permitió al Monstruo aplicar otras fórmulas, más parecidas a las del pasado reciente de Vladimir Quesada, con más vertigo y juego directo.
Fueron solo pruebas. Prevaleció lo que quiere Centeno. Prevalecerá lo que él quiere.
Saprissa: Aarón Cruz, Ricardo Blanco, Michael Barrantes, Aubrey David, Luis Hernández, Juan B. Golobio, Mariano Torres, Marvin Angulo, Christian Bolaños, Randy Chirino, Johan Venegas.
Santos: Bryan Morales, Juan D. Madrigal, Pablo Arboine, Rándall Alvarado, José Garro, Michael Barquero, Denilson Mason, Mauricio Salas, Edder Solorzano, Raymond Salas, Fabrizio Ronchetti.