Antes de iniciar el duelo, Cristhian Lagos le giró una instrucción contundente a sus compañeros: “Tiren el balón arriba, que yo voy a ganar una”.
Y una fue suficiente. El manual del goleador es tan efectivo como simple, y si la casaca rival es morada, la fórmula es todavía más letal.
“Yo sé cómo hacerle daño a Saprissa”, afirma el delantero.
Las estadísticas le dan la razón: nueve goles le ha marcado a la S en su carrera deportiva.
La jugada se trabajó en las prácticas de la semana, pero se originó mucho tiempo atrás, precisamente cuando Edder Nelson era su compañero de equipo en Tibás.
El lateral conoce a la perfección los movimientos de Lagos y por eso cuando lo vio cerrar al segundo palo no dudó dos veces en lanzarle la pelota.
“A Edder lo tuve de compañero en Saprissa y me conoce bien. Él sabe dónde soy fuerte”, comentó Lagos.
El gesto técnico del artillero para cabecear el balón es exquisito; pese a q ue iba un poco elevado, tuvo la capacidad para acomodar el cuerpo y colocar la redonda fuerte, al ángulo izquierdo de Danny Carvajal.
El romperredes dice que no tuvo ligas menores y la técnica del cabeceo la aprendió en la Primera, sin embargo, la forma en que golpea la pelota con la testa da la impresión de que la hubiera practicado por mucho tiempo.
“Yo quiero ser recordado como un jugador que salió de la nada, que no tuvo ligas menores, que era un simple peón en las bananales, pero al final logró un montón de cosas en poco tiempo”, añadió Lagos.
Físico. Lo cierto es que el jugador aún no está a tono físicamente.
Ha bajado cinco kilos desde que inició las prácticas con los florenses, pero todavía le falta tomar ritmo de competencia.
El atacante reconoció que terminó el juego muy cansado.
“Puedo dar más. Soy hombre al decir que salí cansado, pero siempre doy mi mayor esfuerzo”, concluyó el delantero.