Cartaginés se propuso hacer de su reducto una fortaleza, pero en su primer juego ante su gente el sabor que le quedó fue amargo frente a Pérez Zeledón. El empate 1 a 1 dista de lo que pretende y la conclusión es clara: con solo Marcel Hernández no basta.
El atacante es sin duda alguna el referente, solo o acompañado siempre participa y cumple con creces en lo que se le pide, generar peligro y concretar. No obstante, no lo puede hacer todo, necesita más colaboración de la medular, que sus compañeros también concreten las que les quedan y que la zaga tenga más concentración.
Más allá del gane como visitantes en la jornada uno, los blanquiazules están urgidos de sostener por más tiempo en sus compromisos ese buen funcionamiento que muestran por lapsos. Emular la eficacia, la constancia y la ambición del ariete caribeño es sin duda un gran objetivo.
Los brumosos tienen muy claro a lo que juegan: presión para recuperar la pelota, abrir la cancha y aprovechar la velocidad de sus extremos para que estos busquen a Marcel, quien también es blanco de los volantes recuperadores o los ofensivos, al observar sus desplazamientos a los espacios.
Eso sí, requieren de sumar más variedad, encontrar caminos alternos y tratar de acompañar más a quien comanda la ofensiva, de lo contrario pueden tender a ser predecibles.
Más aún si se topan de frente con oponentes como los generaleños, quienes saben mucho mejor y de memoria lo que pretenden desde que asumió José Giacone: armar un bloque compacto, regalar la iniciativa por lapsos y salir con mucho vértigo cuando se recupera la esférica.
Giacone maneja tan bien a los suyos que pueden ajustar sin problema aún en los momentos más críticos. Así sucedió en la primera mitad en el Fello Meza.
Los centenarios iniciaron con el acelerador a fondo, tuvieron tres chances inmejorables, incluso una de ellas fue rescatada en la propia línea de gol. Sin embargo, el tanto no llegó y a partir del 25 la visita se recompuso, finalmente llevó peligro y salió con el 0 a 0 al descanso.
Arriola intentó enderezar el rumbo en el descanso, arriesgó y entendió que en casa tenía toda la responsabilidad. Sacó a Felipe Chaves, su volante mixto, y puso al creativo Christopher Núñez para ganar el duelo en la mitad y sumar elementos a la hora de generar.
El timonel fue más allá, modificó el sistema para tener dos puntas y puso en cancha al mexicano Julio Cruz.
El atrevimiento valió la pena y dio réditos. La anotación finalmente llegó para los de la Vieja Metrópoli y no podía ser otro que el cubano Hernández. El isleño se armó su jugada, remató dentro del área y un desvío le ayudó a concretar en el 64'. Segundo en lo que va del certamen y 17 en total desde que llegó a Costa Rica, en el semestre anterior.
No obstante, Giacone y los suyos difícilmente se salen de su plan y mucho menos entran en desesperación. Esta vez la suerte les sonrió y en el 73' igualaron tras el autogol de Juan Delgadillo, quien se equivocó al atacar la redonda y en una acción que parecía no tener peligro, concretó en su propia portería.
El duelo entró en un ida y vuelta propio de dos conjuntos que sin duda alguna serán protagonistas directos en el Clausura 2019 y entienden a la perfección que lucharán por uno de los cuatro boletos a las semifinales.
Ambos cancerberos se convirtieron en baluartes para sostener la igualdad y ahogar las alternativas generadas.
El empate se hizo grande y así concluyó el duelo, con sabor amargo para Cartaginés.