Cartago. Nada mejor que una victoria para tomar confianza. Ayer Cartaginés despojó al monarca de su corona.
El revés por la mínima dejó a Alajuelense, campeón nacional, por fuera de la semifinal del certamen de Verano.
La victoria sirvió también a los brumosos para corregir el rumbo y retomar la autoestima, ese valor que se les había devaluado ocho días antes. cuando los azules habían sucumbido ante Belén en un atardecer de archivo y olvido.
Ayer, con la destacada actuación de Randall Chiqui Brenes, los hombres de Javier Delgado coparon el juego de media cancha.
No solo maniataron a la Liga en la franja de la creatividad, sino que además ejercieron desde ahí la presión intensa de su ofensiva.
En eso radicó la jerarquía azul, con el lucimiento del Chiqui , en abierto reencuentro con su alto nivel de juego y en claro romance con una afición, ayer escasa, pero que lo aplaudió hasta el delirio.
Antes de que el cronómetro arribara al dígito 34, los locales habían perdido al menos dos oportunidades clarísimas de hundir la esfera en los cordeles del capitán Patrick Pemberton.
Porque hay que decir que, desde el arranque, Cartaginés jugaba mejor, en parte por el caudal del Chiqui , sin olvidar que la presencia de Carlos Johnson por el andarivel derecho deriva en certeza en los cortes, fluidez por las alas y centros de gran peligro.
Hablábamos del minuto 34. Kevin Vega (buena actuación) elevó un despeje desde la zaga izquierda.
Con visión de juego y la convicción total de que ese balón sería suyo, el Chiqui controló la pelota, eludió la presión defensiva rival y se enfiló hacia el arco.
Ante la salida de Patrick Pemberton, Brenes atinó a filtrar el remate entre el brazo izquierdo del meta de ébano y el poste vertical. ¡Golazo, ilusión azul y ventaja!
Expulsión y permuta. Cuando solo se habían jugado 13 minutos del complemento, una torpeza de Randall Alvarado derivó en la roja.
Cartaginés quedó con 10 piezas. Y esto se agravó al 64’ cuando Delgado relevó al Chiqui , la mejor figura de los dos equipos. Entonces cedió el control y empezó a sufrir. ¡El monarca se le vino encima!
Mas, la ofuscación por un lado y el pálpito inexorable del cronómetro por el otro terminaron por agotar al elenco de Manuel Keosseián.
A pesar del buen trabajo de Cristian Oviedo (relevo del 46’), la Liga no pudo hacer un gol que, dadas las circunstancias, servía para seguir.
Azul que emerge; rojinegro que declina. Tras el último silbato, una escena rescatable: la del legendario Chunche aplaudiendo con hidalguía a la afición adversaria.