Buenos Aires, 9 Nov 2018 (AFP) - Compartieron la cuna, pero se criaron enfrentados: Boca Juniors y River Plate, los archirrivales del fútbol argentino, nacieron como vecinos en la ribera de Buenos Aires y se llaman ‘primos’ pese a tratarse despectivamente como bosteros y gallinas.
Los motes surgidos para desmerecerse mutuamente, terminaron por ser parte del folclore que anima el enfrentamiento entre los dos clubes más populares del fútbol argentino, que jugarán una inédita superfinal por la Copa Libertadores, a partir de este sábado.
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Es el Boca-River que todo hincha soñó y que nadie se quiere perder. “Se lo pido a Dios y a mi mamá (ya fallecida) que Boca clasifique a la final con River”, había suplicado Diego Maradona previo al pase a la fase decisiva.
La mitad más uno del país es Xeneize, según los azul y oro, aunque los de Millonarios presumen de tener en el Monumental al mayor estadio de Argentina. Eso sí, la Bombonera, sede del primer duelo pactado para las 2 p. m., ha hecho leyenda porque late con cada gol.
"El antagonismo de estos colosos se remonta a la gran historia del fútbol argentino. Boca-River es consecuencia de una polémica surgida hace más de cien años, no es un invento de los medios”, declaró Gabriel Batistuta, el exjugador de la selección argentina que pasó por los dos equipos.
Ambos nacieron hace más de un siglo en La Boca, un barrio obrero de inmigrantes italianos, en el sur de la capital argentina vecino al puerto de Buenos Aires.
Aunque en un principio tuvieron sus canchas a tres calles, luego tomaron caminos diferentes.
River se mudó al norte de la capital para inaugurar en 1938 el Monumental en Núñez, una zona residencial acomodada. El barrio combina con el mote de Millonarios, cuyo origen remonta a 1930 cuando transfirió a un jugador por una suma exorbitante para esa época.
Boca se reivindica como el club más popular del país y le reprocha a su archirrival haber dado la espalda al barrio humilde que lo vio nacer. Allí se estableció el Xeneize definitivamente con el estadio la Bombonera, inaugurado en 1940 y convertido en leyenda por su peculiar forma de caja de bombones.
Aunque la jerga futbolera se refiera a un enfrentamiento entre pobres y ricos, al final no hace distinción de clases. Ni unos son tan millonarios ni los otros tan pobres.
Por caso, el mandatario argentino Mauricio Macri, expresidente de los Azul y Oro, pertenece a una de las familias más adineradas de Argentina.
Fanático al fin, Macri atizó todo al referirse al DT de River Marcelo Gallardo: “¿La mayoría es de Boca?, esta vez se nos tiene que dar, este culón (afortunado) de Gallardo no puede con el VAR”, dijo días atrás al evocar el penal con el cual pasó a la final frente al brasileño Gremio (2-1).
Los de River han sido históricamente asociados con el buen juego. Contaron con figuras como Mario Kempes, Alfredo Di Stéfano y el uruguayo Enzo Francescoli.
A Boca se lo identifica con la garra, virtud tan preciada por el pasional hincha argentino, aunque sus máximos ídolos destacaban por su gran talento, como Maradona, Juan Riquelme y ahora a Carlos Tevez.
En copas internacionales lideran los auriazules 18 a 10. En la Libertadores el Xenize sumó seis, el Millonario la mitad.
En contraste los de la banda roja ganan en títulos locales de la era profesional (36 a 33). En los clásicos, Boca va al frente (268 a 252) y buscarán ratificar esa paternidad.