San Antonio de Belén. Fue como si los papeles se hubieran invertido, pues Belén se convirtió en el equipo ordenado y voluntarioso, y Puntarenas en un grupo sin alma, errático y sin respuestas oportunas.
Ayer Belén volvió a ser el Belén de siempre, mientras que Puntarenas... dejó muchas dudas.
Y es que, después de ver el partido que los porteños le hicieron a Herediano el pasado miércoles, al que le empataron a tres, después de ir perdiendo por dos, ayer se esperaba un Puerto similar o parecido.
Mas no, la entrega y esfuerzo se vistieron de rojo y blanco, y en apenas cuatro minutos generaron el 1-0, gracias a un cabezazo de Ariel Contreras, en el corazón del área.
La conquista contó con la complicidad de una zaga visitante, que falló a la hora de buscar el fuera de juego, pues no hubo sincronía.
Cimentados en el buen trabajo de Marco Chávez y Carlos Acosta en la contención, pero sobre todo de Ricardo Blanco, quien literalmente recorrió la cancha los 90 minutos, Belén se valió de dicho tanto para reencontrarse con su futbol fluido.
Blanco merece una mención aparte, pues además de un despliegue físico impresionante, adjunta buena técnica y excelentes pases al claro. Se entendió muy bien con Marco Mena y con José Macotelo, otro hombre de lujo.
Mientras que la media cancha belemita proveía opciones con buena proyección por la bandas; de Puntarenas no había noticias.
Diego Brenes, llamado a marcar la pauta, nunca tuvo la pelota, y así los espacios se desperdiciaron.
Sin Brenes conectado, tampoco generaron peligro Daniel Quirós, ni Johan Venegas y menos Ángelo Padilla, delantero que corre, pero al que le falta corpulencia.
Poco antes de que finalizara el primer tiempo, al 38’, otro yerro en defensa propició el segundo gol local. Esta vez conseguido por Ever Alfaro, tal vez el punto más débil de un Belén bien entonado.
La jugada se inició con un servicio de Mena desde la izquierda, Roberto Wong y Carlos Díaz, su portero, dudaron en el despeje, y Alfaro puso el taco para enviarla al fondo, ante la incredulidad naranja.
La acción, aunque aún era temprano en el partido, fue la que sentenció el destino de los porteños.
Para la segunda parte, pese a que Victorino Quesada refrescó el ataque con Frank Zamora y David Porras, ninguno aportó esa cuota de mística que el Puntarenas del miércoles sí había exhibido.
Como si los papeles se hubieran invertido, Belén desplegó ayer orden y voluntad, Puntarenas, por su parte, navegó en inconsistencia.