Ariel Rodríguez no tiene claro su futuro, pero confía en que pronto vestirá la camisa de un nuevo equipo.
Este viernes jugará su último partido con el PTT Rayong en Tailandia y el próximo 8 de noviembre retornará al país de vacaciones, aunque no descarta que sea para quedarse.
En un principio, el Bangkok Glass le hizo un contrato por cuatro años, pero como el club descendió, él no quiso jugar en la segunda división y lo enviaron a préstamo al PTT Rayong, un club que daba sus primeros pasos en la máxima categoría y donde el objetivo era la permanencia.
Los dueños del equipo son los mismos de una bomba de gasolina, la cual es una de las empresas más adineradas de Tailandia, pero no quieren invertir más en fútbol y su continuidad está en veremos.
“Si el equipo continúa hay una posibilidad muy grande de que yo me pueda quedar, pero aún no se toma la decisión y uno en el fútbol no puede estar esperando, porque se pueden dar otras oportunidades y hay que buscar lo mejor”, expresó el atacante a La Nación.
Dijo que no tiene prisa, pero sí quiere tomar la mejor decisión en esta etapa de su vida donde lo económico no es la prioridad para firmar un contrato.
“Quiero descansar, quiero respirar un poco y pensar bien lo que voy a hacer ahora. Yo tengo una situación un poco diferente a los demás jugadores de mi generación, pues mis hijas tienen 14 y 13 años, entonces no me puedo mover a cualquier lugar, tengo que pensar primero en ellas, donde pueda conseguir un lugar estable, una buena educación”, citó.
Y agregó: “Ahorita quiero estar tranquilo, voy a estar anuente a escuchar ofertas, ya sea acá (en Tailandia), que ya se me han acercado, pero son lugares que están un poco alejados de la ciudad, entonces eso me está frenando un poquito, pero no cierro las puertas”.
Rodríguez reitera que tiene todo noviembre y diciembre para tomar una decisión. “Yo sé que Dios tiene un buen contrato para mí para este año que viene, pero quiero escuchar ofertas, quiero ver qué me puede salir, porque usted sabe que esto del fútbol es muy cambiante, puedo escuchar del fútbol nacional, afuera, pero mi prioridad es darle una estabilidad buena a mi familia”, insistió.
Él es un delantero con gol y eso puede ayudar a que pronto lo contacte alguno de los equipos tradicionales del fútbol tico.
“Ojalá fuera así tan fácil, el fútbol es muy cambiante y a veces han llegado jugadores muy grandes a los equipos y los equipos no les han abierto las puertas, entonces no sé qué va a pasar conmigo en ese sentido”, indicó.
Añadió estar agradecido con Saprissa, pues ahí encontró las puertas abiertas cuando lo necesitó.
"El fútbol es cambiante y no sé qué va a pasar. Yo tengo la fe y creo que puedo tener la posibilidad de volver a Costa Rica y ojalá las cosas salgan como uno las piensa”.
En Tailandia lo quieren. Ariel Rodríguez tiene opciones de continuar en Tailandia, pero lo que lo hace dudar es su familia.
“Las escuelas las puedo conseguir, pero están en las ciudades más cerca de la capital. La opción número uno que tengo acá es en el sur de Tailandia y ya está como a siete horas de Bangkok en carro y tendría que vivir a dos horas de donde entreno. Ese día a día ya sería tedioso y tengo que valorar, hablar con mi esposa”.
Manifestó que sus hijas se adaptan a donde sea, porque ya están acostumbradas a ese trajín.
“No he tenido problemas con ellas, pero sí el entorno familiar, el estar muy separados no me gusta, eso es lo que valoramos, si tomo una opción de esas tendría que tener un apartamento yo cerca del estadio y a veces viajar a estar con mi familia”.
Rodríguez considera que su paso por Tailandia ha sido beneficioso en todo aspecto.
“Si me pongo a ver las estadísticas, no ha sido tan malo, a pesar de que estuve seis meses en Costa Rica también. Aquí ando rondando en los 40 goles y la verdad que estoy contento, no es fácil jugar acá, es una liga competitiva aunque la gente piense que no lo es”, subrayó.
Destacó que el mantenerse ahí es muy difícil, porque juegan otras cosas.
“Acá como tienen poder económico, si alguien no les gusta lo quitan y traen a otro. Por esa parte ellos no tienen ningún problema, no es fácil venir a Tailandia y mantenerse cuatro años y yo estoy agradecido con Dios de que me he podido mantener estos cuatro años”.
La experiencia vivida durante todo este tiempo no la cambia por nada, porque considera que “el venir aquí me abrió mucho la mente” y que aprendió tanto en lo cultural como lo deportivo.
“Crecí bastante, maduré mucho como jugador, aprendí a moverme más en la cancha. Estos cuatro años acá me hicieron madurar en ese sentido y estoy feliz, el poderme mezclar con gente de otras nacionalidades, aprender de otras culturas, todo eso también me llenó mucho y me deja muy contento, son cosas que el dinero no puede pagar”, finalizó.