La afición ante Belén dejó ver que esperaba su regreso, ¿cómo se sintió en esos momentos previos a ingresar?
Esas cosas lo siguen comprometiendo a uno mucho más. Ver que la gente se puso de pie y aplaudía, luego los mensajes en redes sociales lo hacen sentir a uno bien, que lo estaban esperando y lo único que me queda es devolverle a la afición todo ese apoyo. Regresé con mucha hambre por jugar y colaborarle al grupo en busca de alcanzar los objetivos planteados.
¿Cómo fue ese momento en el que Óscar Ramírez le indica que estará en la convocatoria?
Esa llamada era la que uno esperaba siempre. El profesor me llama y me pregunta cómo me sentía, me dijo que era probable que me iba a dar minutos ante Belén y así fue, por dicha el equipo logró resolver pronto y pude jugar casi 25 minutos.
¿Ve lejano poder robarse un espacio en la titularidad?
Aquí hay una base importante conformada por compañeros que han sacado juegos importantes. Aunque Óscar (Ramírez) no le cierra las puertas a nadie, acá tenemos claro que hay una base consolidada. Uno tiene que estar listo para cuando se abra un campo, presionando con buen trabajo durante la semana.
En sus radiografías el día de la lesión daba la impresión de ser algo muy grave, ¿cómo pasó?
Ese día (31 de octubre) era el último entrenamiento de la semana, recuerdo que había llovido y la cancha estaba muy rápida, cometí el error de barrerme en una jugada dividida, el pie izquierdo me quedó abajo y traqueó, el taco se me quedó pegado. Confieso que me asusté, fue una quebradura impactante.
¿Le ganó en algún momento la ansiedad?
Tenía muy claro que no debía apresurar nada, ya una vez había tenido otra lesión en un tobillo que la apresuré y después pagué mucho más caro por querer jugar pronto. Para esta vez decidí que debía esperar todo lo que fuera para regresar bien en todos los planos: físicamente, pero lo principal, en lo mental.
¿Lo piensa dos veces al ir por un balón dividido?
Es una de las principales batallas cuando se recupera de una fractura. Siempre queda ese temor sobre si meto el pie o me cuido un poco, pero si me cuido el profesor puede ver que todavía tengo miedo y uno también quiere jugar. Los compañeros lo cuidan a uno al inicio, todos sabemos que los primeros días no son nada fácil. Ahora eso quedó atrás y solo queda aportarle al equipo.