Un codazo de Jonathan McDonald sobre Eduardo Valverde cuando restaban menos de cinco minutos para el pitazo final acabó con la alegría rojinegra, que ganaba y goleaba, pero que perdió la cordura en el cierre y quedó diezmada para el clásico.
En una acción donde la Liga atacaba, Valverde tomó de la cintura al atacante para evitar que ingresara al área, a lo que McDonald respondió con un golpe en la cara del generaleño, que le provocó una herida.
La gresca le cuesta al León la baja de dos de sus pilares para medirse al archirrival el domingo en la Cueva (5 p. m.): Harold Cummings, un referente en la retaguardia, y McDonald, el goleador manudo en los últimos cinco juegos del certamen, en los que marcó cuatro tantos.
Fue en la bronca posterior al golpe del atacante alajuelense, en la que el panameño tuvo un enfrentamiento con Jeikel Venegas y el silbatero Jeffrey Solís expulsó a ambos futbolistas.
Alajuelense vapuleó a PZ 4 por 1, pero en las cuentas finales salió perdiendo por varios motivos: primero, ya tenía el juego controlado cuando se generó la innecesaria acción; segundo, la paliza le daba seguridad y solvencia para afrontar el duelo ante el archirrival luego de caer ante Herediano de visita; tercero, afronta el cotejo en Tibás sin dos figuras de peso.
Al final, la sonrisa de McDonald se volvió a apagar. El atacante no le da tregua a las críticas por su comportamiento.
No había celebrado en todo el certamen por una decisión personal, pero arrancó el cotejo ante los generaleños como un bólido y en tan solo siete minutos marcó por partida doble.
El mejor partido del artillero en mucho tiempo. Mostró movilidad, capacidad para deshacerse de las marcas, ímpetu para presionar la salida y solvencia en su función de pivote. Fue en el epílogo cuando el sueño se convirtió en pesadilla y las sonrisas se transformaron en caras largas.
El golpe le cambió el rostro.
“La sangre lo dice todo, yo lo que hago es ponerle el brazo y él me pega el codazo, ahora acá lo vuelve a hacer porque ya en Pérez Zeledón lo había hecho”, dijo Valverde, visiblemente molesto.
Contundente. Por ratos, el fútbol de la Liga encantó: velocidad, solvencia en las transiciones, cambios de ritmo y un repertorio amplio en ofensiva... En otros, el éxtasis se transformó en angustia.
La brillantez rojinegra parece suficiente para liquidar a los adversarios de menor calidad individual, como PZ, aguerrido y atrevido, pero aún en vilo por salir de los puestos de descenso.
La Liga tuvo altibajos, pero al final fue contundente con su arsenal completo, ¿lo podrá ser de nuevo el domingo, diezmado?
“Desafortunadamente perdimos piezas importantes, pero estamos unidos para sacar esto”, dijo Patrick Pemberton.
El fútbol quedó en un segundo plano. Cuando menos lo favorecía, la Liga perdió los estribos.
En el cierre, con el partido resuelto, le expulsan a McDonald y Cummings. Codazo de atacante provocó expulsión y bronca