Siempre hay un tico —tiene que haberlo— y esta vez no fue la excepción. El costarricense Sebastián Peña estuvo en el epicentro de la euforia en París, donde se celebra el título de Francia como campeona del mundo.
El árbitro argentino Néstor Pitana no había terminado de pitar el final del encuentro cuando miles de personas se tiraron a la calle, el lugar de reunión: las cercanías del Arco del Triunfo.
El tico de 28 años se dejó llevar por el festejo, se lanzó a la calle para presenciar de primera mano el momento histórico. ¿Cómo no hacerlo?
Cuenta que desde buena mañana se respiraba un aire diferente. Existía esa confianza de que se lograría el título. "Todos tenían ganas de festejar desde temprano".
El juego se definió con un 4-2 y sin tanto sufrimiento, situación que permitió montar la fiesta a partir del zurdazo de Paul Pogba, que significó el 3-1 momentáneo. Ahí la suerte estaba echada. ¡Francia ya era campeón! Aunque faltaran 30 minutos para que terminara el compromiso.
Ya con el pitazo, el tico cuenta que recibió cualquier cantidad de abrazos y felicitaciones de cuánta gente se topó en el trayecto hasta llegar al Arco del Triunfo.
"Todo estaba llenísimo desde muchas horas antes de que iniciara el partido. Observé el partido con unas amistades de Chile y posteriormente nos fuimos a celebrar. Se vivió mucha euforia. El grito de cada gol se escuchó en cada rincón", comentó Peña, quien cursa una Maestría en Finanzas.
La pólvora, música, gritos, pitos y sirenas tomaron la ciudad. No hubo quién se quedara en casa. La fiebre del título contagió a todos. Eso sí, el festejo estuvo ordenado.
"Cuando finalizó el juego nos fuimos caminando por las calles y todo estaba lleno de alegría. La gente estaba subida en los carros, habían muchas personas que que lo detenían a uno para cantar juntos algunos festejos. Hubo mucha hermandad", acotó.
En su criterio y algo que le llamó la atención fue el orden: “Las principales calles estaban cerradas para evitar cualquier contratiempo y por temas de seguridad. Eso sí, minutos después de las 11 p. m., la policía tuvo que tirar gas lacrimógeno para evitar desórdenes y dispersar a la gente”.
Tras lo sucedido, Peña se alejó del lugar para poder continuar con la celebración. Afirmó que se topó con más de un hincha en estado de ebriedad, pero reconoció que pocos se pusieron violentos.
“Las personas están con mucha alegría, la fiesta en París será larga. Aquí todos aunque no se conozcan se reúnen para gritar, para abrazar y conversar del partido”, concluyó el costarricense.