Al finalizar el juego en que el Inter de Milán cayó 3-1 frente al Sassuolo, el argentino Mauro Icardi y el colombiano Freddy Guarín sintieron el rechazo de su afición.
Los futbolistas quisieron entregar sus camisetas a los seguidores del equipo, pero los aficionados se las devolvieron.
En ese momento, los sudamericanos comenzaron a reprochar la actitud de sus hinchas.
El capitán Andrea Ranocchia separó a las figuras del Milán para que el altercado no pasara a mayores.