La idea de que la exportación de futbolistas costarricenses hacia las ligas escandinavas sirve como un trampolín para ir a otras ligas europeas, de mayor competencia, se ha convertido en una falacia, pues solo dos de 32 jugadores cumplieron ese sueño.
Desde el inicio del presente siglo, Alonso Solís fue de los primeros costarricenses en embarcarse hacia esta tierra de falsas promesas, donde solo estuvo una temporada con el equipo SK Brann de Noruega y luego volvió a Costa Rica, sin mayor éxito en Europa.
Luego se dieron los casos de Randall Brenes y Roy Miller, que se mantuvieron por cinco largos años en Escandinavia, pasando hasta por la segunda división noruega con el Bodo/Glimt. El Chiqui volvió a Costa Rica en el 2010, mientras que Miller continuó su carrera por Suecia y Estados Unidos.
Sin embargo, los casos como estos sobran. De los 21 futbolistas que ya no están en estas naciones, 12 volvieron a nuestro futbol en busca de un nuevo equipo, dejando por comprobado la ineficacia de este llamado “trampolín”, que más bien tuvo un efecto inverso.
Tomando como parámetro el ranquin de la IFFHS (Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol), de estos jugadores, solo uno pasó a una liga mejor fuera de esta zona, pues todos se dieron de la liga número 38, que es la noruega, a Suecia (40), Costa Rica (46) y Estados Unidos (49).
Varios testimonios de estos jugadores concordaron en que ser transferido de Escandinavia a una liga más fuerte depende mucho del representante y del equipo con el que se juega.
“No es lo mismo ser parte de un equipo chico o de media tabla en estas ligas, que ser parte del Rosenborg, que es de los mejores.
“Siempre van a haber visores observando, pero obviamente uno es más propenso a ser visto si uno es parte de los equipos de mejor nivel”, aseguró Carlos Johnson, que formó parte del Bryne FK noruego en la temporada 2008-2009.
Uno de los tantos representantes de esta extensa lista de futbolistas ticos, Jorge Ulloa, ha insistido en el pasado que el mercado escandinavo sí es una liga que le puede abrir las puertas en otras partes de Europa, a pesar de que las estadísticas no lo han respaldado.
“Una de las cosas que más duele es cuando personas toman un micrófono y dicen que son campeonatos de sexta categoría.
“Más bien, en esa zona se acostumbran a jugar con presión y luego ir a jugar a México no es un susto”, comentó el agente a Radio Monumental en noviembre pasado.
Un caso aislado. El único jugador costarricense que ha roto el paradigma del trampolín es el joven lateral Bryan Oviedo, que dio el gran paso al Everton FC en el 2012.
El futbolista de 23 años, que finalmente está gozando de minutos en el club inglés, pasó del Copenhague de Dinamarca a la liga mejor ranqueada según la IFFHS, la Barclays Premier League (Inglaterra).
Hoy en día, el lateral de la Selección Nacional es, simbólicamente, la luz de esperanza de los diez costarricenses que permanecen estancados en las ligas escandinavas, en busca de nuevos aires por el Viejo Continente.