El Granada hizo sudar al Real Madrid desde el primer minuto hasta la agonía del cotejo y estuvo cerca de impedirle el triunfo.
Un achique salvador de Keylor Navas cuando faltaban 18 minutos para el cierre y un potente disparo de Luka Modric que se clavó en el ángulo al 86’, salvaron la victoria merengue (1-2) y sus intenciones de continuar la cacería por la punta.
El equipo de Zidane deambuló durante grandes lapsos de la segunda parte pues le faltó agresividad en la marca y claridad en el control de la redonda.
Los tres puntos son un premio demasiado grande para un conjunto poco eficaz y que padeció demasiado en defensa ante el modesto Granada, que no pudo darle dirección a sus remates.
De tú a tú. Pese a que sufre en la parte baja de la tabla de posiciones, el Granada se midió sin complejos al conjunto blanco.
Ciertamente el francés Karim Benzema, que lleva seis jornadas seguidas marcando, adelantó a los visitantes a la media hora del compromiso en el único disparo a portería de la primera etapa, pero Youssef El Arabi firmó el empate a la hora de juego.
El atacante marroquí parecía sin ángulo cuando Navas lo achicó, pero se las ingenió para colocar su remate por debajo de las piernas del arquero tico, en una jugada en la que da la impresión de que el tico podía hacer más.
Curiosamente, en la acción previa a la anotación, Luka Modric chocó con el árbitro del juego Gil Manzano y esto provocó el letal contragolpe del Granada.
La paridad dio alas al local que, por momentos, dominó a un conjunto blanco sin continuidad y en el que el técnico francés Zinedine Zidane buscó soluciones con la entrada del atacante Jesé por el colombiano James Rodríguez, muy desdibujado en el cotejo.
Navas volvió a tener protagonismo en el cierre al realizar un gran achique, cuando Success ingresó al área y quedó con el arco de frente para rematar.
A primera vista parece que hay un contacto entre el cancerbero y el atacante andaluz, sin embargo, en la repetición se observa que el tico hace uso de sus reflejos felinos para quitarle el balón y evitar la caída de su arco.
El último cuarto de partido, pese a la imperiosa necesidad de ganar del Real Madrid, estuvo marcado por las pocas llegadas a las áreas rivales.
Sin embargó, Modric se encargó de cazar los tres puntos y de mantener a su equipo en la pelea con un tremendo golazo, convertido desde fuera del área.