7/9/12. Estadio Nacional. Costa Rica Mexico. Primer Tiempo: pierde Costa Rica 1 - 0. foto" Marvin Caravaca. (Marvin Caravaca)
Hace más de un año, en la Copa de Oro, México despertó a Costa Rica del “sueño lavolpista” con un inapelable 4-1, tan crudo como fulminante para un equipo tico en el que se hablaba de crecimiento, proceso y sobre todo, ilusión.
El demoledor golpe sacudió la confianza que la afición y la Federación tenían en Ricardo La Volpe. Poco tiempo después, el argentino dejó su cargo.
Y mientras la Tricolor convulsionaba, ese mismo equipo de México se dedicó a pulir la idea de José Manuel de la Torre, un técnico que en ese momento tenía apenas medio año de proceso.
Costa Rica, en cambio, buscaba un nuevo timonel para “resetear” el proceso. Fue así como el país se reencontró con un viejo conocido: Jorge Luis Pinto.
El colombiano sondeó, domingo a domingo, el talento en las canchas del país, se fogueó con cuanto equipo la Fedefutbol le pudo proveer y trabajó con lo que tiene, le gusta o pudo conseguir.
Pero la noche del viernes, luego de la derrota ante ese mismo México del Chepo, el cafetero englobó sus resultados con una frase que sabe a resignación: “Este es el grupo; no sé si ustedes ven otras opciones. Este es el cuadro que tenemos”.
Y surge entonces la pregunta: ¿Quién responde por el rendimiento de la Tricolor?
Culpables. La tambaleante eliminatoria de Costa Rica no debería evaluarse ahora solo bajo la lupa de este último partido; sin embargo, ese tropiezo sí debe encender alarmas de cara a lo que viene.
Porque para buscar respuestas hay que tener un campo de visión muy amplio: cuerpo técnico y jugadores se reparten la culpa.
Primero Pinto, quien se decantó por un planteamiento ultra conservador en casa (una línea de cinco con doble contención) y ahora, en la vuelta, preocupa lo que pueda hacer cuando llegue a México.
Y no solo en esquema, sino también en nombres.
Por ejemplo, el equipo que plantó en la ida mantuvo el orden y el respeto a la idea de juego por escasos 20 minutos, el mismo lapso que le tomó a México asentarse en la gramilla del Estadio Nacional.
Eso mismo explica el naufragio del mediocampo tico.
José Miguel Cubero fue incapaz de sostener la contención sin Michael Barrantes y este último sencillamente no llegó al partido.
Bryan Oviedo desistió de correr la banda cuando se dio cuenta que por esa ruta no llegaría a ninguna parte; Cristian Bolaños se guardó su impulso cuando se vio solo en la mitad de la cancha.
Una línea más arriba, Joel Campbell no apareció. Ya sea por esquema o por decisión, el atacante nunca bajó a acarrear balones y Saborío poco aportó desde las alturas de su función de pivote.
También volvieron a faltar los líderes, aquellos llamados a levantar la voz a lo interno del grupo.
Y bajo todo ese contexto, el martes volverá México con la ley de su proceso, la misma con la que hace rato castiga a una Tricolor que otra vez se cargó de dudas.