A diferencia de muchas estrellas que han caído en la tentación de negar su punto de origen para perseguir las glorias de un título, LeBron dejó Cleveland en pos de una dinastía. Por años James probó la amargura de la derrota con los Cavs, hasta que decidió extender su mano y buscar ayuda.
La encontró en Miami, el Heat fue la única franquicia capaz de ofrecerle, al hasta entonces únicamente autoproclamado Rey, la capacidad para dejar una huella en la historia de la NBA.
A eso se enfrenta el Heat en esta final, ve de frente la posibilidad de marcar era y armar dinastía. Solo los Lakers, los Celtics y los Bulls de Michael Jordan han alcanzado tal hito, el de conquistar tres anillos al hilo.
Los fundamentos. James llegó a Miami e hizo al Heat suyo. Hace mucho no es el equipo de Dwyane Wade, líder hay solo uno...
El liderazgo de LeBron también se vale de la complicidad de un Chris Bosh que aceptó dejar de lado el protagonismo y ponerse el overol para ser un mero obrero.
Así como un listado de piezas claves, que cambiaron la chequera por la gloria. Digamos Ray Allen, Chris Andersen y otros jugadores fundamentales para los dos títulos en años recientes.
Pero además, el Heat se vale de un error en el que recae casi toda la liga: la percepción de que Erik Spoelstra no es más que un tipo muy, pero muy, afortunado.
El coach SPO es un gran entrenador y de muestra está la evolución del mismísimo James y la administración de fuerzas con la que este Heat ha transitado las últimas temporadas. Es obvio cómo Miami se propone no jugar en serio hasta la segunda mitad de la campaña, de forma que las fuerzas le alcancen para llegar al momento crucial de la temporada.
¿Es este Heat mejor que el año pasado? Sus estadísticas podrán decir lo contrario, pero sí lo es. James sigue mejorando, afinando su liderazgo en finales, y varios jóvenes, como Mario Chalmers y Norris Cole, han crecido a la sombra de las futuras leyendas.
Wade, mérito de Spoelstra, llega mejor que en la final pasada pues su rodillas fueron cuidadas a más no poder en la temporada. Y Bosh también está sano.
Sus únicas dudas radican en que la defensa es menos sólida y que enfrentan a un rival al que el año pasado vencieron casi de milagro y que ahora ha mejorado.