Desde los primeros 18 meses de José Figueres Ferrer, y pasando por las administraciones de Otilio Ulate, la segunda de Figueres Ferrer, Mario Echandi, Francisco Orlich, José Joaquín Trejos, la tercera de don Pepe, Daniel Oduber, Luis Alberto Monge, Rodrigo Carazo, Óscar Arias, José María Figueres, Rafael Ángel Calderón, Miguel Ángel Rodríguez, Abel Pacheco, la segunda de Óscar Arias, Laura Chinchilla y Luis Guillermo Solís, todos han respetado el régimen democrático republicano y el Estado de derecho imperantes. Ha habido estilos y faltas que unos y otros ciudadanos han criticado, pero ningún gobernante ha intentado socavar los fundamentos patrios.
Discrepancias y críticas las habrá, mas no intentos notorios de cambios democráticos. Las imperfecciones no son atribuibles al sistema, como si fuese autónomo, sino a las personas, a su manera de vivir. Porque el abstencionismo, la falta de conciencia moral, la corrupción, la impunidad, la violencia, el fardo de leyes, la pasividad o el conformismo no son atribuibles al régimen, sino a las personas.
Ellas pueden examinarse y concretar los puntos en que deben mejorar. Esta es una tarea educativa que no podemos olvidar. Ya define un autor la educación como una mejora personal y social (Oliveros F. Otero). Si todos queremos un mejor país, el principio de esta tarea consiste en el empeño por superarse. Tal lucha es el primer paso de esta educación individual, que traerá la mejora del país.
Vacío ético. No le echemos la culpa al sistema democrático de los males nacionales, sino al vacío ético existente, causado, en parte, por inclinarse por la autonomía personal y la libertad carente de una responsabilidad madura, y de una insolidaridad social o convivencia sin mayor tono humano.
Según puede apreciarse, solo falta darles muerte al abstencionismo electoral y a la hierba invasora de dejarlo todo para después, un después que nunca llega. Mantengamos el orgullo de ser demócratas. Si Estados Unidos mantiene una democracia que data de 1776, la segunda de América es la costarricense. Desde ya, hagamos propaganda para llenar de votos la campaña electoral del 2018.
El artículo 93 de la Constitución Política contiene esta apremiante petición, dirigida a incrementar la vida democrática: “El sufragio es función cívica primordial y obligatoria y se ejerce ante las Juntas Electorales en votación directa y secreta por los ciudadanos inscritos en el Registro Civil”.
Vivir en democracia es una excelencia de vivir que no se puede perder.
El autor es abogado.