Con mucha claridad y objetividad, el editorial de La Nación del 10 de diciembre del 2014, recoge y expone en pocas líneas la situación actual del deporte de alto rendimiento, en contraposición al reportaje superficial del domingo 25 de enero sobre el “estancamiento” del deporte tico.
Las respuestas ante los pobres resultados deportivos son muy claras, y los responsables también son muy evidentes. Por mi formación personal y profesional, soy del criterio de que, en primera instancia, la responsabilidad de los resultados buenos y malos los deben asumir los dirigentes de las organizaciones públicas y privadas, del presente y del pasado , por lo que debemos asumir la cuota de nuestra responsabilidad. Hoy somos en el deporte el resultado de lo que hemos sembrado y de lo que no se ha sembrado en el pasado.
Las comparaciones en resultados con respecto a otros países quizás no nos permitan encontrar la solución para nuestra mejora, pero la historia y el desarrollo de políticas deportivas en otros países sí nos podrían servir de ejemplo para buscar nuestra propia ruta y elaborar nuestro plan de política de estado del deporte (PPED), el cual nunca ha existido en nuestro país. El PPED debe ser elaborado por todos los actores del deporte (Icoder, Comité Olímpico, Federaciones Nacionales, Comités Cantonales, Universidades, Ministerios de Deporte, Educación y de Salud), pues difícilmente una sola organización o grupo podrá elaborar con claridad y objetividad un plan que involucre y defina la responsabilidad de cada actor del deporte.
Desde el 2009, el Comité Olímpico de Costa Rica ha definido de manera muy clara sus objetivos y áreas estratégicas hasta el año 2022, mediante un plan estratégico elaborado con la colaboración e involucramiento de todos sus stakeholders (socios internos y externos), pero también tenemos muy claro que, para un verdadero desarrollo del deporte costarricense, cada uno de los organismos públicos y privados involucrados debemos tener claridad respecto a nuestras responsabilidades y el papel que debemos jugar dentro de la estructura deportiva del país.
Gracias a la confianza del gobierno de Costa Rica en los últimos tres años, hemos administrado y gestionado los recursos de alto rendimiento de una manera muy eficiente, transparente (brindando cuentas claras tanto de fondos públicos como privados) y eficaz, reflejándose en los resultados internacionales de nuestros atletas, tanto en los Juegos Centroamericanos como en eventos a nivel panamericano e incluso mundial. Algunos de nuestros atletas se han ubicado dentro de los primeros cinco del mundo en campeonatos y rankings mundiales, algo quizás inimaginable hace cuatro años, y en los Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en Veracruz se observó un crecimiento cualitativo (competitivamente hablando) en la mayoría de los atletas que nos representaron. Por lo tanto, podemos afirmar que el deporte costarricense ha dado un paso muy importante en el alto rendimiento en los últimos tres años, aunque insuficiente todavía.
Se necesita tiempo. A nivel deportivo, Costa Rica se encuentra a un 30% de su verdadero potencial. Lamentablement,e no se le hado la prioridad a nivel político y social, como se le ha dado a otras áreas, como la educación, salud, cultura, política, medioambiente, entre otros.
El desarrollo deportivo es un logro país, por lo que se debe concientizar a la sociedad de la importancia de la actividad física, para la salud y educación, y del efecto multiplicador que significa el éxito de cada atleta de élite en los niños y jóvenes.
Sin embargo, para no limitarnos a definir los resultados en los Juegos Centroamericanos y del Caribe como un fracaso, quedándonos en el lamento de la pérdida de algunas medallas (en la carrera por la medalla a veces nos olvidamos del objetivo principal del deporte, que es contribuír para construír un mundo mejor para la sociedad), debemos enfocarnos hacia el camino al éxito deportivo de Costa Rica, tal y como se lo merecen nuestros atletas y como lo demanda nuestro país.
Poner la medalla como el indicador principal no es lo más acertado; se deben poner indicadores de calidad y desarrollo en el deporte, y, una vez logrados esos objetivos, por añadidura llegarán las medallas.
Por último, es importante mencionar el papel que debe asumir la prensa deportiva en la cobertura del deporte en general. Aunque unos pocos lo han hecho en los últimos años, la gran mayoría se limita a informar de vez en cuando los resultados de los eventos, pero sin conocer suficiente sobre las diversas disciplinas deportivas para educar e informar de una manera objetiva del buen o mal desempeño de un atleta: ante quiénes se enfrenta, cómo se preparó, cómo compitió, cómo ganó o cómo perdió.
Ya sabemos en qué nivel deportivo estamos. Ahora, lo que debemos hacer es definir dónde queremos que nuestro deporte esté a medio y largo plazo, y, más importante todavía, planificar, invertir y trabajar para alcanzar esos objetivos.
El autor es presidente del Comité Olímpico de Costa Rica.