Dos accidentes en tres días. Sí, aquí no más, por donde vais al Ebáis, en San Pedro de Montes de Accidentes. ¿Policía de tránsito? Diay, no hay. Para la ocasión aparecen sendas grúas; luego, dos motorizados: uno mirando al otro, cosa menos cansada que dirigir el tráfico, por ejemplo en ese eterno cuello de botella desde “La galera” hasta el Más…
¿Por dónde evitar las funestas consecuencias? Por la causa: el exceso de velocidad. Esos locos tragando avenidas en San Pedro, hacen pensar en el equivalente para “los Estados” de esa siempre actual canción I can't drive 55 : no podría, aquel, andar a esa lentitud, en millas; aquí “solo” eso, en kilómetros.
Cómo no, frente al Ebáis existe una señal de “40 KPH máximo”, pero ¿quién le hace caso? Además, desde que se abrió este centro de salud pública casi siempre hay uno o más carros mal estacionados: vivazos volviendo aun más estrecho el eje este-oeste, de por sí angosto paraje.
No hay manera: en otros países, por trechos así, con cámaras y todo se obligaría a máximo 35…; en Tiquicia, a “ticinco”, o sea: cualquier cosa, más o menos. Taquímetro: “te juro que te miro y no te veo”.
Váyanse, váyanse, rápido: allí no más queda, el cementerio.