Escribo estas líneas a raíz de la información ofrecida por el diputado Ottón Solís sobre el rescate de una plaza suya en la Asamblea Legislativa. Muchos amigos preguntan si se realizó alguna trama para escamotearle tramposamente esta plaza al diputado Solís, y si él me despidió.
La posición del señor diputado no se ajusta exactamente a la transparencia. En una negociación, Solís había entregado una plaza a Servicios Técnicos y recibió como contrapartida otra con un asesor en economía. Ahora mantiene su asesor en economía y la plaza que a cambio había entregado. Esto no es muy transparente. Más parece un contrato leonino: solo él ganó.
La forma en que se explica cómo se realizó la cesión de dicha plaza deja un mal sabor de boca. En sus declaraciones propició que el periodista dejara discurrir su pluma consignando un tema con poca información exacta, pero muy susceptible a la especulación. Es decir, se consignan “verdades a medias”, De ellas, se puede deducir, como lo hacen quienes me llaman, que al diputado Solís se le hizo una “trastada”. La verdad es sencillita: fui llamado por el diputado Ortiz Fábrega, compañero y amigo desde la Facultad de Derecho (década de 1970), para que colaborara como asesor jurídico en su gestión como presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos. No conozco la forma en que se procedió. Ortiz Fábrega, con su acostumbrada transparencia y franqueza, ya lo explicó y actuó con total honorabilidad. A él se le concedió una plaza del Departamento de Servicios Técnicos, aprobada por el Directorio Legislativo.
Digo enfáticamente que nada de lo actuado es irregular. Que quien ha actuado irregularmente es Solís, quien debe devolver su plaza del asesor en economía para cumplir con la parte de su convenio. De otro modo, el diputado Solís es quien falta a la ética, incumpliendo un compromiso asumido por él. Este problema no es del diputado Ortiz Fábrega ni mío. Es un problema que el diputado Solís debe resolver con la fracción del PAC, de la cual ha actuado como su contraparte. De ahí, su enojo. Menos aún debe hablar de despido de ninguna naturaleza, .pues él no tiene esa potestad. Sugiero respetuosamente a don Ottón que, en lugar de usar el antiguo método de llamar la atención con temas como “las galletas de la Asamblea”, para figurar en los medios de prensa y fortalecer sus aspiraciones presidenciales a costilla de otros, dedique ese tiempo y esfuerzo a temas más importantes y de interés nacional. Le propongo, entre otros, temas como la modificación del impuesto sobre las ventas por el impuesto al valor agregado –para beneficio de los que menos tienen–, impulsar proyectos para fortalecer a la CCSS, definirse sobre el Proyecto de Reforma Procesal Laboral o trabajar en la elaboración de una propuesta para ejercer el control contra la corrupción en megaproyectos dados en concesión.
Hay gran cantidad de temas y tareas que se pueden asumir. Con estas y similares iniciativas se puede avizorar una mejor propuesta presidencial que con la trajinada y antigua posición.