Concretamente, escribió: “Como abogado, me ha causado profunda extrañeza que los defensores de los funcionarios del Banco de Costa Rica, detenidos por el caso del cemento chino (…) hayan impugnado la resolución dictada por un juez superior que confirmó la prisión preventiva (…) con el argumento de que hace casi dos años este alto funcionario celebró, en las redes sociales, un chiste anodino donde era aludido peyorativamente un banquero, lo cual, según dichos defensores, es una manifestación inequívoca del prejuicio y mala voluntad que anima a ese juez en contra de sus clientes”.
En mi caso, solamente escuché un rumor —porque no conozco actuación procesal alguna— referido a que los abogados patrocinadores de otros imputados en el caso del cemento chino pensaban recusar al juez Hugo Porter, basados en un chiste que, sobre banqueros, habría hecho en Facebook hace dos años.
Si bien la crítica de don Miguel Valle es respetuosa, ciertamente generalizó al hablar de “los defensores de los funcionarios del Banco de Costa Rica”, lo que me obliga aclarar mi posición.
Hombre honorable. Conozco al juez Porter y no me atrevería a poner en duda su honorabilidad por una broma compartida en las redes sociales; menos, si tuvo lugar en el 2015, cuando no imaginaba que dos años después resolvería la situación jurídica de funcionarios del Banco de Costa Rica.
Además, el padre del juez Porter, en el pasado, fue parte del staff de abogados del Banco de Costa Rica, por lo que no pareciera que el chiste refleje un prejuicio, y menos contra funcionarios de esa entidad bancaria.
La solvencia moral del juez Porter es notoria. No comparto su decisión, pero será con argumentación jurídica y con valoración de la prueba como la cuestionaré en su momento.
Utilizar un chiste compartido en Facebook hace dos años como motivo de recusación, no pasaría de ser un argumento ad hominem.
El autor es abogado.