Martin Luther King y Mahatma Gandhi: ambos alzaron la voz en nombre de la paz, y por su atrevimiento fueron silenciados. No son únicos, la historia humana está llena de casos semejantes, pero en la remembranza de unos, los honramos a todos, conocidos y anónimos.
Como miembros de esta especie fueron imperfectos y cometieron errores, mas en sus virtudes otros encontramos ejemplo y guía porque tenían propósitos firmes, sueños y la fuerza de voluntad necesaria para luchar a toda costa por alcanzarlos. Una lucha pacífica, es cierto, pero no por eso menos esforzada.
En 1998 se cumplieron 50 años de la muerte de Gandhi y 30 de la de King. El primero fue asesinado un 30 de enero, y el otro, un 4 de abril, y, en el lapso de los 65 días que hay entre una y otra fecha, la Organización de las Naciones Unidas decidió conmemorar anualmente, en su nombre, la Temporada Mundial para la No Violencia. Son ya 17 años, y Costa Rica, con la organización del Ministerio de Justicia y Paz, ha estado presente desde el principio, como una invitación a reflexionar y realizar actividades que nos muestren otras formas de resolver los conflictos.
Algunos piensan que, en lugar de ser una temporada para la no violencia, debería ser para la paz, y quizá lleven algo de razón. Pero no podemos olvidar que violencia y paz no son extremos de un continuo; la no violencia es un requisito (no el único) para que pueda florecer la paz.
Mientras nos domine la violencia, no hay diálogo, escucha o acuerdos y no nos es posible el reconocimiento de nuestros semejantes como iguales en dignidad y derechos. Mientras tengamos un arma en la mano u oculta bajo la mesa, no puede haber paz y aquellos que intentan hablar a su favor corren el riesgo de ser silenciados, de la misma forma que King y Ganghi o de otras más sutiles, pero igualmente efectivas para quienes encuentran en la violencia una forma de perpetuar su poder, riqueza o cualquier otro interés particular.
Con nuestro panorama nacional, que pareciera cada vez más convulso, debemos dialogar, llega a acuerdos, abandonar la violencia y buscar la paz, más que nunca.