Se dice que la educación superior es elitista y excluye a los más pobres. Esto es cierto. Lo es en Costa Rica y en el resto de los países del mundo donde este nivel educativo se caracteriza por tener un importante componente de desigualdad, lo cual se constituye en una circunstancia desafortunada.
Sin embargo, en Costa Rica la desigualdad ocurre más que en otros países desarrollados, porque son pocas las personas que alcanzan completar las etapas previas del sistema educativo.
Cuando se analiza por quintiles de ingreso el porcentaje de jóvenes que no se gradúan de la secundaria, encontramos que en los dos primeros quintiles de ingreso el 70 % de los muchachos no logra terminar, condición mínima para aspirar a la educación superior. Esto reduce sensiblemente sus oportunidades de acceso a la universidad y significa que cuando los estudiantes llegan a la universidad ya ha habido un coladero previo, sensiblemente cargado contra jóvenes de menores ingresos.
Ahora bien, ¿implica esto que los jóvenes pobres no llegan a las universidades y solo lo hacen los más ricos como se afirma? Esto es falso.
Aumento. La información de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) muestra que una proporción de los jóvenes más pobres está logrando llegar a la educación superior y, además, que su participación dentro del cuerpo estudiantil ha aumentado en los últimos seis años. Esta tendencia creciente se observa en los tres quintiles de más bajos ingresos. Por eso la afirmación de que solo los ricos llegan a las universidades es falsa.
Otro mito, comúnmente divulgado, es que las universidades públicas atienden mayoritariamente a los ricos, mientras que el resto tiene que ir a la educación universitaria privada. Esto tampoco es cierto.
Los jóvenes de los dos primeros quintiles de ingreso, que logran llegar a la educación superior, lo hacen en mayor proporción a las universidades públicas que a las privadas y no al revés, como algunos señalan. El 28 % de los alumnos que asisten a las universidades públicas son de los dos quintiles de menor ingreso, mientras que en las privadas esta proporción se reduce al 17 % (Enaho, 2016).
Sobrerrepresentación. Lo que sí es cierto es que los jóvenes de 18 a 24 años del quintil más rico están sobrerrepresentados en la matrícula universitaria, tanto pública como privada. Esto significa que tienen un peso relativo mayor que la proporción que representan dentro de la población total, a eso se refiere la sobrerrepresentación.
Lo anterior se confirma cuando vemos el colegio de procedencia de los estudiantes en las universidades públicas. Siendo el 15 % de los graduados de bachillerato, los jóvenes provenientes de colegios privados son el 25 % de los estudiantes universitarios. Por otra parte, más del 70 % de los estudiantes que ingresan a las universidades públicas proviene de colegios públicos.
En síntesis, la exclusión de la educación superior ocurre fundamentalmente en los niveles previos; aun así, hay una proporción creciente, aunque minoritaria, de estudiantes provenientes de hogares más pobres, especialmente en la educación universitaria pública.
La mayoría de los estudiantes de universidades estatales son de colegios públicos, pero los de los privados están sobrerrepresentados.
Estas precisiones acerca de la educación superior se desarrollan ampliamente en los Informes del Estado de la Educación y son importantes de considerar a fin de tener una discusión seria sobre los desafíos de este importante nivel educativo para el país, considerar la complejidad del fenómeno y dejar en evidencia algunos argumentos simplistas que han imperado alrededor del tema.
La autora es coordinadora del Informe Estado de la Educación de Costa Rica.