A partir del 8 de mayo, Costa Rica estrenará gobierno. Luis Guillermo Solís Rivera asume la presidencia de la República en medio de las máximas expectativas, lleno de retos y con una agenda nacional e internacional cargada de enormes desafíos.
Confiamos en la sabiduría del presidente Solís Rivera, de su equipo de trabajo y del buen consejo que reciba de propios y ajenos. Pero no la tendrá fácil.
Costa Rica, por su tamaño y ubicación geográfica, ante la salida de Intel y el Bank of America (que no tuvo nada que ver con la realidad nacional, sino con la dinámica económica de los países de origen de estas transnacionales) tiene la enorme necesidad de atraer más y mejores inversiones.
Hacia el mundo. Conjuntamente, se debe provocar mayor confianza en el mundo empresarial extranjero y posicionarse como principal destino turístico de países emergentes como China, Rusia, Qatar, Brasil (que están viajando por el mundo con suficientes recursos), y los tradicionales como Estados Unidos y Canadá, es, hoy más que nunca, una prioridad.
Nuestros productos deben verse en países de Oriente Medio, Oceanía, África y Sudamérica, y el nuevo gobierno necesitará un personal óptimo para su Servicio Exterior; especializado y comprometido, haya o no recursos.
Nuestras embajadas y consulados deben ser verdaderos centros de incubación de oportunidades comerciales, de inversión, de generación de más turismo, de “vender”, en el buen sentido, nuestro país para que seamos vistos en el mundo como una opción real para que fluyan como aguas cristalinas de río caudales de recursos a través de empresas que quieran instalarse en nuestro país.
El presidente Solís no podrá ser presidente-canciller: dentro de Costa Rica, tiene mucho que hacer y ese ha sido su compromiso. Pero su conocimiento y experiencia de la realidad mundial lo harán supervisar la política exterior del país con seriedad y prudencia.
La política exterior de Costa Rica debe basarse no solo en fortalecer las embajadas y consulados en lugares claves y tradicionales como Washington, Centroamérica, Bruselas, Moscú y Pekín, sino en abrir nuevas sedes en aquellas regiones que nos son ajenas y que, sin embargo, tienen todo el potencial de comprar nuestros productos, generarnos miles de turistas y hacernos partícipes de un mayor crecimiento económico.
Firmar más tratados comerciales como Alianza Pacífico y pertenecer a organismos internacionales como OCDE, no tendría mayor sentido si nuestra presencia es solo protocolaria. Esta es la hora de poner a Costa Rica en el mapa, pero no en busca de un premio Nóbel sino en busca de más inversión, más turismo, más comercio y mayores oportunidades para que nuestros campesinos, nuestros profesionales y nuestro país puedan ofrecer sus productos y servicios que generen empleos .
Pero, a diferencia del pasado, no solo la Cancillería debe comprometerse con una política exterior vigorosa, fuerte, creativa y con rendición de cuentas. También el Ministerio de Comercio Exterior a través de sus oficinas en el mundo, Procomer, Cinde, y el mismo Sinart deben convertirse en la ventana internacional de Costa Rica.
Todas estas instituciones tienen el personal y los presupuestos para posicionar definitivamente a Costa Rica en el mundo y hacer de este país una potencia comercial y turística y que los grandes mercados no se vayan a otros países de la región.
A pasos agigantados. En el caso específico del Sinart (Canal 13 y Radio Nacional) no es posible que su canal de televisión estatal, no del Gobierno, no busque la forma de convertirse en la señal internacional de Costa Rica como lo son Telefé de Argentina, TV Chile, TVE de España, etc., cuyos países se promueven con programas nacionales, noticieros, muestran lo que son integralmente y se vuelven parte de la política internacional del Estado y la voz del país en el mundo.
El Sinart puede hacerlo porque tiene el personal y existe el ofrecimiento de países amigos colaboradores, simplemente no se hace porque no hay voluntad y se convirtió en un canal del Gobierno de turno. La señal de este sistema debe convertirse en la imagen y voz de Costa Rica, y en un generador positivo de opinión de lo que somos como país, como sociedad y como destino de inversión y turismo.
Durante los próximos cuatro años, Costa Rica tendrá que avanzar a pasos agigantados si no quiere quedarse rezagada ante el avance de países como Panamá, Colombia, inclusive la misma Cuba, que está dando señales de apertura para que la inversión foránea llegue a la Isla, nos supera en turismo, y pareciera haber iniciado un despegue a mejores realidades económicas.
Asimismo, otros países de la región ven en su política exterior la fórmula para generar más y mejores oportunidades de desarrollo e inversión. Suficientes errores fueron cometidos por los Gobiernos anteriores, que arriesgaron el potencial de Costa Rica con una política errada hacia los países árabes moderados, África y Oceanía.
Si queremos que nos miren como un país serio, entonces debemos no solo aparentarlo, sino, también , serlo.