La expresión “me gusta” ya no es lo que era, su trasnochada sencillez la sacó del estadio… porque “me gusta” hoy se ha convertido en el dicho estrella de Twitter y una parte misma de ese texto (blog que le dicen ) de un máximo de 140 palabras que ya en español podemos llamar tuit.
Todo esto ocurre dentro de la tribu de los megateléfonos de onda y, por supuesto, en Internet, donde lo que gusta no se refiere al sabor de una manzana ni a la apreciación de una mirada grata que a vos o a mí nos aconteció en el curso del día, sino que, más bien, funciona de gancho entre usuarios de una red. Digital, claro.
La brevedad aquí tampoco se parece a la de Gracián (“Lo bueno, si breve, dos veces bueno”); el jesuita de Calatayud se refería al estilo de un escrito, a su comprensión universal.
No trataba de crear un guiño, como sí es el caso de reply , que indica al usuario del mensaje que este va dirigido solo a él, o de un trending topic , que señala el ¡tema del momento!, o de la acción de followear (seguir) a tal o cual bloguero; y así, al infinito, yuxtaponer un millón de neopalabras: hashtag , usemame , DM tuits, sidebar, unfollow, avatar … en fin, marche un diccionario y haga de la lengua su babel.
Y, ya que estamos, me placería, un poco a la vera de Gracián, aportar mi frasecita-estribo. ¡Ya la tengo!: “Lo bue, si bre, dos veces bre”.¿Le gusta?