En mi trayectoria como empresario turístico he tenido el honor de ser testigo de decenas de historias de éxito. Guías turísticos que abrieron sus empresas de operación de tours; terapistas de spas que llegaron a gerencias internacionales en cadenas de lujo; asistentes de cocina que lograron el puesto de chefs en grandes hoteles; ejecutivos de cuenta y diseñadores gráficos que abrieron sus propias y exitosas agencias de publicidad. Dichosamente la lista es larga y estoy seguro de que situaciones similares se repiten en la mayoría de los sectores económicos de Costa Rica.
Este espíritu empresarial y de superación personal –tan común entre los costarricenses– es la mejor alternativa para lograr un crecimiento económico sostenido y una mejor distribución de la riqueza. Las pequeñas y medianas empresas son las que conforman el motor de generación de trabajo y desarrollo económico sostenible.
La meta principal del Gobierno deber incentivar la creación de nuevos empleos formales y bien remunerados. Hemos visto que el aumento de plazas de trabajo en el sector público no es la solución a mediano y largo plazo, y, por el contrario, genera un mayor déficit fiscal.
El fomentar el sector informal, si bien genera ingresos individuales, conlleva una economía paralela que esquiva el pago de impuestos, evita los aportes a la seguridad social e irrespeta los derechos laborales, lo cual afecta al Estado y a los trabajadores, y a la vez propicia la competencia desleal.
Sin embargo, el principal obstáculo para la creación de mipymes exitosas es la agobiante burocracia estatal, la tramitomanía y el restringido acceso al capital. Un proyecto de un grupo de inversionistas costarricenses de construir un hotel en Cóbano, uno de los distritos de mayor pobreza en el país, lleva más de tres años empantanado en los escritorios de entidades estatales.
Similares historias he oído de otros colegas que creen en el país, desean invertir, pero chocan con el ya trillado “no se puede” en múltiples instituciones y en todos los niveles.
Costa Rica no necesita más empleo público. Costa Rica no necesita más impuestos. Costa Rica tiene la capacidad de reducir el desempleo, crear puestos de trabajo bien remunerados, aumentar el ingreso en las arcas del gobierno y lograr una mejor distribución de la riqueza.
El país necesita rescatar y alimentar el espíritu empresarial que tenemos todos, fomentar la creación de nuevas empresas, incentivar la innovación en todos los campos y eliminar las trabas burocráticas.
Como dice un colega del gremio turístico: yo no necesito la ayuda del Gobierno para que mi empresa sea exitosa; solamente necesito que no me estorben y me dejen trabajar.
El autor es empresario turístico.