Más allá de las ciencias y las matemáticas

La encuesta PISA nos debe abrir los ojos para analizar nuestro sistema educativo

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Es cierto, Costa Rica retrocedió en el rendimiento de las matemáticas, ciencias y lectura en la evaluación internacional realizada en el 2015, con respecto a las pruebas aplicadas en el 2012.

Así se desprende de la encuesta PISA, que evaluó a cerca de 540.000 estudiantes de 15 años en 72 países. Esta fue la parte que destacaron los medios de comunicación, pero hay otros temas sobre los que también nos jalan las orejas.

El estudio toma en cuenta aspectos como el ambiente familiar, el ambiente en el aula y en el barrio y las malas costumbres, como la impuntualidad: los estudiantes llegan tarde, y para muchos ver un número grande de ausencias injustificadas en la nota no es relevante. Igualmente, pueden llegar tarde a un examen, a un acto cívico y nada pasa.

Porque, desgraciadamente, ya es parte de nuestra cultura, o más bien, incultura. Esos dichos de “cité a las 3 para que llegue a las 4” o “dijo que venía a las 5, pero seguro aparece a las 6”, eso debe cambiar. Debemos enseñar a nuestros hijos y a nuestros alumnos el valor de la puntualidad, porque, aunado a ella, vienen la responsabilidad y el respeto hacia los demás.

Actuar. La encuesta PISA nos debe abrir los ojos para ver más allá, para analizar nuestro sistema educativo, actuar, tomar políticas al respecto. Los docentes se quejan de haber perdido el control en el aula, pero lo que se perdió fue la comunicación, la relación profesor-estudiante.

He insistido en que a los jóvenes y a los niños no se les debe ver como uno más en aquella larga lista. Cada cual es un ser independiente, con necesidades, con características propias, quizás con deseos de ser escuchado.

Es muy probable que un estudiante de los más inquietos, los que decimos malportados, solo esté llamando la atención porque necesita cariño, grita por afecto.

El aula fría ha de quedar en el pasado. Urgen nuevas políticas, son indispensables nuevos métodos de aprendizaje.

El día que los estudiantes sepan cómo aplicar un logaritmo en su vida cotidiana, como una regla de física pudo hacerles tomar una buena decisión o cómo aplicaron el método científico para resolver una situación de rutina, cuando no solo sean fórmulas difíciles de entender que les representan notas rojas, ese día se acabará el miedo a las matemáticas y a las ciencias.

Educación socioemocional. Tendrá que llegar un momento en que la parte emocional se debe involucrar en el programa. Actualmente, solo se les da importancia a lo académico y a lo numérico, pero la educación socioemocional es también fundamental; es ver el estudiante como un todo, su desempeño, su avance y eso requiere incluso un cambio en los métodos de evaluación.

Igualmente importante es, y aquí entran en juego también los padres, el día en que les hagamos ver a los hijos lo valioso de leer un buen libro, comprenderlo, disfrutarlo, en lugar de tomar los resúmenes de sitios web como el “Rincón del vago”.

Pero, claro, aquí tenemos que dar el ejemplo, porque no podemos lograr interés de ellos por la lectura si tenemos esos tesoros llamados libros llenos de telas de araña y polvo en algún parte de la casa que ni siquiera recordamos.

La autora es presidenta de la Comisión Costarricense de Cooperación con la Unesco.