A raíz de que puse mi nombre a consideración para la elección de miembro del Consejo de la Sutel, el periódico La Nación publicó, el pasado 28 de octubre, un artículo lleno de omisiones e inexactitudes con la intención de desprestigiarme y descalificar mis atestados personales. Revive con este propósito un escándalo mediático, orquestado precisamente por La Nación durante el 2008 sobre el pago de un almuerzo cuando fui gerente general del Banhvi.
En lo ético. Omite mencionar el periodista Juan Fernando Lara que el almuerzo de marras fue cancelado en su totalidad por mi persona, sin cargo al presupuesto del Banhvi. Esto, aun cuando el monto no excedía lo presupuestado por la institución para mis gastos de representación.
Además, contrariamente a la práctica usual, renuncié a mi cargo y asumí todas las consecuencias del almuerzo.
Siempre he dado la cara y he asumido mis responsabilidades políticas y éticas. Por lo tanto, no tengo deuda alguna con la sociedad costarricense en los planos ético, político o financiero.
No obstante, La Nación hace el refrito de manera inexacta para tratar de enlodar mi nombre en momentos en que opto por un cargo público.
En lo profesional. El artículo de La Nación pone en duda mi capacidad profesional indicando falazmente supuestas “falencias (sic) sustantivas” de un estudio contratado por la Sutel a la Universidad de Costa Rica. Por respeto a la verdad y al derecho de los lectores de La Nación de estar bien informados, me permito hacer las siguientes aclaraciones:
1. El Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la Universidad de Costa Rica conformó un equipo de expertos nacionales e internacionales del más alto nivel, quienes han participado activamente y validado las metodologías propuestas para el estudio de los mercados relevantes de transmisión de datos que la Universidad de Costa Rica (UCR) realiza para la Sutel. Me honro en coordinar el trabajo de este calificado equipo.
2. La metodología originalmente propuesta en el primer informe de avance, y aprobada por la Sutel, no se pudo implementar por cuanto la Dirección General de Mercados de la misma Superintendencia no logró recopilar la información requerida de los operadores de redes y proveedores de servicios de acuerdo con su responsabilidad en el marco de la contratación con la UCR.
3. La propia Sutel solicitó al IICE preparar una metodología alternativa con base en información de fuentes internacionales disponibles para el IICE, y a las que Sutel no tiene acceso en la actualidad. Dicha propuesta alternativa es la que, con base en una recomendación de la propia Dirección General de Mercados, la Sutel rechazó. El IICE ha interpuesto un recurso ordinario de revocatoria de dicha resolución, en el que se explica el alcance de la metodología, la cual, de acuerdo con la recomendación profesional del equipo de expertos contratado por el Instituto, sirve a los propósitos de Sutel de la mejor manera.
4. Sorprende que La Nación publique, sin indicarlo, un asunto pendiente de resolución y, por lo tanto, con información incompleta. Asume para ello, con tal de desprestigiarme, calificaciones peyorativas e infundadas al trabajo que realiza el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica.
Por lo tanto, nada me inhibe de participar en concursos para cargos públicos para los que tengo la preparación y experiencia requeridas, en particular para el puesto de miembro del Consejo de la Sutel. Mis atestados éticos y profesionales están abiertos y disponibles para el escrutinio público.
Entonces, cabe preguntarse: ¿quiénes serán los que me temen, que optan por tratar de enlodarme y descalificarme?
Y, dado que no soy el primero que recibe este tipo de embate, ¿cuáles son los intereses del periódico La Nación en este nombramiento?
Juzgue el lector.