PEKÍN – La economía china ha experimentado una transformación radical en los últimos años y está preparando el camino para lograr avances impresionantes en ciencia y tecnología. En especial, China se está alistando para convertirse en un importante actor en la lucha contra las enfermedades y hay muchos motivos para creer que el país ocupará un papel central en la investigación sobre ciencias de la vida para el futuro.
Para empezar, según un informe publicado en McKinsey Quarterly, China gasta más de 200.000 millones de dólares en investigación al año, un nivel de inversión que solo va a la zaga del estadounidense. El presidente chino, Xi Jinping, ha posicionado la innovación basada en la ciencia en los primeros lugares de la agenda nacional: el 13.° Plan Quinquenal prioriza proyectos complejos en campos emergentes como la investigación del cerebro, la ciencia genética, los grandes datos y la robótica médica.
China está dedicándose con tanto énfasis a la investigación médica en parte porque el país tiene significativas necesidades médicas insatisfechas. Para el 2050 se prevé que la población china de más de 65 años de edad se incrementará en aproximadamente 190 millones. Mientras tanto, las dolencias crónicas representan más del 80% de la carga de enfermedades en China. Por lo tanto, no sorprende que China ya sea el segundo mercado farmacéutico del mundo y que se estime que su gasto en innovación, según el informe de McKinsey Quarterly, llegará a 1 billón de dólares en el 2020.
Otro motivo por el cual se puede esperar una revolución en la investigación china es que ese país ahora genera más graduados universitarios en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática que cualquier otro: aproximadamente 2,5 millones de alumnos al año, unas cinco veces más que EE. UU. Tan solo en ciencia e ingeniería, China produce aproximadamente 30.000 doctores al año.
Al mismo tiempo, los incentivos gubernamentales atraen a los científicos chinos que han trabajado en el extranjero –muchos en instituciones occidentales de primer nivel– para que regresen a sus hogares. Desde su creación en el 2008 hasta mediados del 2014, el programa llamado “Mil talentos” ha atraído a unas 4.000 personas de nuevo a su país.
Esta tendencia claramente indica que China tiene una oportunidad real de convertirse en una de las principales fuerzas en la investigación farmacéutica mundial y que pronto llegará el momento en que las grandes innovaciones tengan lugar ahí de manera regular.
Las empresas farmacéuticas globales han prestado atención. Mi propia empresa ha estado trabajando en investigación y desarrollo en China por 10 años. Allá por el 2006 abrimos las primeras instalaciones integradas de I+D en el país (las mayores entre las empresas internacionales). Y recientemente inauguramos un nuevo centro de I+D en el parque de alta tecnología Zhangjiang en Shanghái.
En Shanghái, científicos de primer nivel –muchos de los cuales han regresado a China desde los principales centros de investigación, como la Escuela de Medicina de Harvard y el MIT– se centrarán en las enfermedades endémicas para la población china. Entre ellas se cuentan los cánceres de pulmón, hígado y gástricos, así como otras enfermedades hepáticas, como la hepatitis B crónica, la fibrosis hepática y la cirrosis.
Estas enfermedades afectan de manera desproporcionada a las personas en China. Por ejemplo, la incidencia de la hepatitis B en China es casi 30 veces mayor que en EE. UU.; las tasas de cánceres de estómago e hígado son entre 11 y 18 veces superiores a las de EE. UU. o Europa.
Gracias a los avances logrados en los últimos años, los científicos pueden ahora identificar enzimas modificadoras epigenéticas, que regulan las actividades genéticas. Esta área de investigación es especialmente promisoria para la búsqueda de nuevas terapias oncológicas eficaces. Y al entender mejor cómo se manifiestan estas enfermedades en los pacientes chinos, la industria está refinando terapias específicas que luego pueden ser introducidas en otros entornos del mundo.
China bien podría fijar las normas mundiales de uso de la epigenética para lograr una mejor comprensión de las causas subyacentes de las enfermedades.
En China, tan solo los científicos de Novartis ya están ocupándose de 15 proyectos en distintas etapas para descubrir medicamentos, y este ritmo de desarrollo no hará más que acelerarse.
Me inspira el potencial de China para crear descubrimientos científicos que se convertirán en hitos. A medida que la importancia del país aumenta para la I+D mundial, sus contribuciones serán de gran ayuda para la lucha contra las enfermedades, tanto en China como en el resto del mundo.
Joseph Jiménez es director ejecutivo de Novartis. © Project Syndicate 1995–2016