El deporte no deja de sorprender: poco a poco, con el paso de los años, va revelando sus múltiples beneficios y se posesiona de las características que debe tener una sociedad desarrollada.
En nuestro país, la percepción del deporte sufrió un cambio vertiginoso. Hasta hace pocas décadas era visto como un pasatiempo, un hobby , y la sensación era que practicar deporte era parte de la mera y simple diversión dentro de la agenda de un habitante.
Sin embargo, desde hace dos décadas, se tiende a considerar al deporte como un excelente método para mejorar la salud de los habitantes, y eso no es casualidad. Gracias a las diferentes ramas que se desarrollan en las ciencias del deporte, se puede palpar con claridad la mejoría de sus practicantes no solo en lo que a salud física se refiere, sino también en cuanto a sus múltiples beneficios para la salud mental.
Tampoco podemos olvidar al deporte como generador de felicidad. Por eso, cada vez que nuestros deportistas de alto rendimiento triunfan, se genera un ambiente positivo, constructivo, feliz, en términos generales, para un segmento de la población y, por supuesto, para todo el país, cuando se trata de las selecciones nacionales.
Y es ahí donde se enmarca, sin duda alguna, uno de los más gratos beneficios del deporte, impulsado sobre todo en la última década, convirtiéndolo en catalizador social. Múltiples son los programas deportivos alrededor del mundo que certifican al deporte como un medio para luchar contra la delincuencia, las drogas y muchos otros males desintegradores.
En nuestro país, esfuerzos como el programa Homeless, el proyecto San José, Deporte y Paz, o las excelentes iniciativas impulsadas por el Viceministerio de Justicia y Paz, ya poseen resultados con creces que indican que el deporte debe ser considerado dentro de una efectiva estrategia de seguridad ciudadana.
Debemos invertir y ubicar en nuestras áreas sociales más vulnerables programas que colaboren con la lucha contra los males que hoy en día nos agobian.
Además, estas iniciativas deben convertirse, junto con la educación, en nuestras principales ofertas para todos aquellos que se encuentran amenazados por la tentación de las drogas y de la delincuencia.
La práctica constante de un deporte, en cualquiera de sus múltiples modalidades, puede inculcar a nuestros niños valores como la disciplina, la solidaridad y el respeto, y nos garantizaría una plataforma formativa para el desarrollo de las cualidades humanas de los costarricenses del futuro.
Inculquemos la práctica del deporte en nuestros niños y jóvenes como una herramienta de desarrollo social.