Como docente he tenido la oportunidad de participar junto a mis estudiantes en la Feria Científica que se organiza a nivel nacional y estoy convencida de la importancia que implica la participación en tales proyectos. Un proyecto de feria científica involucra la participación de estudiantes y la orientación docente. Los estudiantes deben tomar como punto de partida la observación de su entorno, con el fin de ser testigos analíticos e identificar fenómenos o problemas que necesitan respuestas o soluciones.
La Feria Científica no obedece a solo cumplir con una asignación académica, significa un medio para brindarles a los estudiantes herramientas que en el futuro les permitan realizar proyectos de calidad en su educación superior.
Considerando lo anterior, no se trata entonces de nutrir un sistema educativo técnico (que de por sí ya existe) dado que, tal y como lo afirma Shirley Grundy en su libro Curriculum: product or praxis , este tipo de sistema o interés aboga por el control del docente sobre el aprendizaje del alumno. En contraste, la Feria Científica busca potenciar un sistema que considere el interés fundamental denominado “emancipador”, el cual Grundy describe “como un principio evolutivo implícito en el auténtico acto”; de esta forma se involucra al estudiante en responsabilidades sujetas a decisiones asertivas para un determinado saber, logrando desarrollar destrezas y habilidades bajo el principio de una continua autorreflexión propiciada por un aprendizaje significativo.
En ruta hacia una educación científica más integral e integrada, los proyectos de Feria Científica generan implicaciones sociales, económicas y culturales; todos ellos ofrecen vida a aquellos escenarios que han sido olvidados, convirtiéndose en un semillero de oportunidades, propiciando la génesis de investigadores(as) en el campo de la ciencia y tecnología. A su vez, el proceso de investigación científica involucra el desarrollo de valores como la tolerancia, el respeto, la responsabilidad, entre otros; todos necesarios para dignificar la supervivencia del ser humano.
Las investigaciones científicas propician que el estudiante logre escapar de la burbuja dogmática, teniendo así mayores posibilidades de no formar parte en el futuro de las estadísticas de desempleo. En Costa Rica según el Informe de Indicadores Nacionales de Ciencia y Tecnología e Innovación 2010-2011, elaborado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT), la participación de investigadoras mujeres en el mercado nacional pasó del 38% en el 2006 al 41% en el 2011. Lo anterior es un ejemplo del abanico de oportunidades para los profesionales en las áreas de la Tecnología, la Ingeniería, las Matemáticas y las Ciencias Naturales. Por otro lado, la presencia de la democratización ha sido evidente en los últimos años; las provincias se han destacado por dar lo mejor, independientemente de que el estudiante proceda de una institución pública o de una privada.
La participación en la Feria Científica ha mejorado en los últimos años; por ejemplo para el pasado 2012 se contó con la presencia de 27 regiones y cientos de proyectos, de los cuales se escogieron seis para representarnos en la Feria Científica ISEF Challenge de Intel, por realizarse en Arizona, EE.UU., el próximo mes de mayo. Un proyecto de Feria Científica propicia la integración de los estudiantes, promoviendo el apoyo entre compañeros y los lazos de pertenencia institucional.
Dentro del desarrollo de un proyecto investigativo se hace clave también el apoyo e integración de la familia dado que los padres brindan soporte a sus hijos.
Podría desarrollarse en Costa Rica una orientación educativa de excelencia, siguiendo el ejemplo de países como Finlandia, Singapur, Japón o Canadá, sobresalientes en las pruebas PISA (Program for International Student Assessment), compartiendo un esquema que se basa en tres ejes: la familia, la escuela y los recursos socioculturales, coordinados eficientemente entre sí como un sistema.
Debido a las razones antes expuestas, insto a todos aquellos docentes a que apliquen un currículo educativo trascendente, en busca de un salto epistemológico basado en la innovación, la crítica y el conocimiento trascendental. Exhorto también a enseñar con una visión no lineal de la educación (orientada solo al cumplimiento de objetivos específicos), a través de un modelo que valore la existencia de un horizonte educativo. Solo así habremos encontrado el verdadero sentido de lo que representa hacer ciencia.