La guerra de Putin contra Ucrania también se produce mediante ciberataques, desinformación o destruyendo infraestructura de comunicaciones. Sin embargo, los países aliados han encontrado mecanismos de defensa eficaces.
Según relata un artículo publicado por The New York Times, horas antes de que comenzó la invasión militar a Ucrania, Microsoft detectó el malware llamado FoxBlade, con capacidad para atacar blancos en Ucrania y borrar información de sus sistemas digitales.
La empresa logró bloquear el programa malicioso y disminuir su impacto con el apoyo de la seguridad nacional de la Casa Blanca para tecnologías emergentes y cibernéticas, lo que marcó el principio de una guerra cibernética.
El grupo activista Anonymous también declaró la guerra cibernética a Rusia. Dijo haber hackeado la televisión estatal soviética (Russia 24, Channel One y Moscow 24) para transmitir imágenes reales de la guerra contra Ucrania a toda la población rusa.
El empresario Elon Musk atendió la solicitud de Mykhaylo Fedorov, ministro de Transformación Digital de Ucrania, de proveer a la población conectividad mediante el sistema satelital Starlink, poco después de que el sitio Netblocks.org reportó disrupciones en el principal canal de internet del país agredido, GigaTrans.
Complementariamente, en los últimos días, los operadores de telefonía móvil de Ucrania, como Kyivstar, Vodafone Ukraine y Lifecell, llegaron a un acuerdo para que sus usuarios utilicen sus redes sin importar de cuál de ellos sean clientes, con el fin de que tengan posibilidades de conectarse acordes con la disponibilidad de señal donde se encuentren.
Aliados de Ucrania, como Estados Unidos y la Unión Europea, han tenido en los sistemas digitales medios para responder al inhumano ataque ruso mediante sanciones a las transacciones digitales, por ejemplo, la eliminación de entidades financieras rusas del sistema Swift (Society for World Interbank Financial Telecommunication), herramienta que brinda códigos internacionales para efectuar transferencias de fondos, con lo cual han limitando la operación global del beligerante.
La respuesta de los gigantes tecnológicos a la invasión rusa va desde la dotación de hospedaje para refugiados o desplazados, como en el caso de Airbnb, hasta la eliminación de usuarios de Rusia y Bielorrusia de plataformas de comercio como NFT y metaverso.
Google eliminó el acceso de Rusia de Google Maps, dado su potencial uso en la incursión terrestre en Ucrania y, luego de eso, fue masiva la salida de Moscú de empresas de tecnología.
YouTube, Meta, Twitter, Apple, Microsoft, Netflix, Amazon y TikTok, entre muchas otras, han tomado decisiones contundentes, desde la eliminación de contenido de medios rusos, como los de la cadena RT y Sputnik, hasta la retirada de tiendas, prestación de servicios en línea, monetización de operaciones comerciales a través de sus apps y la restricción para emitir desinformación.
La arremetida criminal de Rusia contra Ucrania ha mostrado un pueblo valiente que defiende su patria, un presidente que ha tomado la decisión de luchar hasta el final por su país, pero también el potencial de las tecnologías digitales.
Existe, sin embargo, el riesgo de ataques cibernéticos con el fin de afectar aeropuertos, hospitales o plantas de producción de energía.
Más aún, al terminar de escribir este artículo, Bloomberg informó de que varios estados de los Estados Unidos habían sido presumiblemente hackeados, con lo cual se confirma que la guerra cibernética seguirá siendo un campo de batalla en este conflicto internacional.
Costa Rica, a pesar de los avances en ciberseguridad, puede ser blanco de ataques cibernéticos potencialmente destructivos en algún momento. Es necesaria la creación de un consejo de seguridad nacional que tenga un comando de ciberdefensa en coordinación con las fuerzas especiales de países amigos.
El autor es exministro de Ciencia y Tecnología.