Carlos Alberto Montaner escribió el domingo, en su artículo “El papa Francisco y los homosexuales”, que todo lo que tiene que ver con sexo y la Iglesia católica le interesa a mucha gente.
El primer interesado, además de “mucha gente”, es la alteridad, puesto que asumió un cuerpo de un varón sexuado quod non est assumptum, non est sanatum (lo que no es asumido, no es sanado). No se trataría de curiosidad o tabú, sino de humanidad, asunción en toda su expresión.
Con respecto a su aseveración “el titular que más se ha visto afirma que el argentino apoya las uniones civiles entre homosexuales”, creo fundamental una justa contextualización. Me remito, por tanto, a las palabras del papa Francisco y del director ruso del documental Francesco, Evgeny Afineevsky.
En la sinopsis del documental se confrontan diferentes cuestiones, como las migraciones, el racismo, la pandemia, el cambio climático, el abuso sexual y el homosexualismo. Sobre esto último, en el extracto que destacó la prensa, tomado a su vez del tráiler del documental, el papa dijo lo siguiente: “Tienen derecho a estar en familia, son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No pueden ser echados de la familia ni hacerles la vida imposible por eso. Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil, tienen derecho a estar cubiertos legalmente”.
Y agregó: “La humanidad está experimentando una crisis que no es solo económica y financiera”, y, agregaría yo, de información también.
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Titulares. Qué lástima remitirse a titulares y no un acercamiento sereno y serio a las palabras de los directamente implicados, hasta donde sea posible.
¿Qué causa revuelo o interés en mucha gente: lo que tiene que ver con sexo y la Iglesia católica o una consideración de la persona en su integralidad y la búsqueda de la tutela y el respeto más allá de su preferencia sexual, solo por el hecho de ser persona y poseer una dignidad inalienable? ¿Será más de lo mismo lo expresado por el papa o será más de lo mismo la tergiversación de la información y polarización sin una adecuada y sensata reflexión?
El supuesto “respaldo que brinda el Pontífice”, ¿es limitado? ¿Es limitado tratar a una persona como lo que es, un ser humano en múltiples facetas de su persona y no solo la trivialización de una dimensión de su ser? El estudio de 8.700 psiquiatras, ¿será el argumento para medir lo que sienten y viven los homosexuales o debe abordarse más multidiciplinariamente?
No digo que no tengan razón, solo que no puede ser la única voz para encontrar acuerdos y no solo falacias ad baculum. Seguir el modelo de los suecos de origen luterano, ¿es el único patrón para vencer la posición conservadora y añeja del catolicismo?
Con respecto a las aseveraciones que hace sobre las mujeres obispas o papisas, de si el papa está rodeado en el Vaticano por un 80 % de clérigos gais o si incluso Benedicto XVI es homosexual, dejo a criterio de lectores serios y virtuosos, como decía Aristóteles, la ecuanimidad y mesura de los argumentos de Montaner.
La persona merece ser trata con misericordia y compasión, más allá de su preferencia sexual. No sé si habrá alguien que se oponga a esto, a lo mejor, pero la belleza, radicalidad y bondad del principio en el decurso de la historia no parece estar en detrimento de la estrechez interpretativa, de propios y ajenos; además, la investigación científica seria, la concertación, la distinción adecuada en un ejercicio de la inteligencia, la empatía y, por supuesto, la visión multidisciplinaria y pluridimensional de la persona pueden servir para una razonabilidad de criterios.
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El autor es estudiante universitario