Soy un médico costarricense a quien el destino llevó a dedicar 40 años de su vida profesional a la dirección de hospitales públicos y privados con fines de lucro y sin él. Los últimos 18 años dirigí una fundación dedicada a la atención de niños de limitados recursos económicos con problemas ortopédicos.
Pertenezco al grupo formado profesionalmente cuando no había Facultad de Medicina en Costa Rica. Lo hice en Guatemala y, posteriormente, en Venezuela.
Soy asegurado voluntario desde el 2006. Admiro la seguridad social. El editorial de este lunes 24 de febrero ha disipado mis dudas sobre compartir algunos enfoques gerenciales relacionados con el sistema de salud y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Sin comunicación. Dos cosas me han llamado la atención desde mi regreso: que el ministro de Salud no participe en la Junta Directiva de la CCSS, a cargo del 99 % de la infraestructura hospitalaria, y cómo se coordinan las políticas de salud entre una y otra institución si nunca se reúnen sus máximos representantes.
¿Por qué hay tanto antagonismo entre los sectores público y privado con respecto a la atención médica? La sinergia es indispensable para solucionar el problema del cual nos enteramos diariamente por los medios de comunicación, sino es que lo sufrimos en carne propia, como ya me sucedió en lo familiar.
A mis sugerencias se les puede criticar que uno es el campo privado y otro, el público. Si de las dificultades de que estamos hablando son de carácter gerencial, pues el enfoque en ambos campos es gerencialmente el mismo: brindar la mejor calidad de servicio a los asegurados, crear la infraestructura para dar la atención óptima.
Si esto se consigue mediante atención directa, excelente. Pero si no, y es lo que vivimos, la subcontratación es totalmente justificable.
Atención de buena calidad. La llave para tomar la decisión debe tenerla el subcontratante: saber los costos y garantizar que la atención que están recibiendo los asegurados sea de buena calidad.
Los indicadores epidemiológicos y de productividad muestran si el modelo funciona o no, lo cual incluye, por supuesto, la ética y actuación de los profesionales.
La CCSS tiene mucha experiencia en la subcontratación de los Equipos Básicos de Atención Integral en Salud (Ebáis). He escuchado opiniones muy favorables sobre el trabajo en Tibás, por ejemplo. Lo mismo de asegurados de Curridabat. ¿Por qué cambiar el modelo si los costos de manejo directo son mayores que los de la subcontratación?
En las instituciones médicas privadas tenemos dos tipos de unidades: la de servicio propiamente (cocina, lavandería, mantenimiento, etc.) y la de producción (laboratorio, imágenes, farmacia y otros). La subcontratación se justifica en ambos campos. Acepto que esta realidad podría no ser la de la CCSS, pero la subcontratación de servicios médicos es totalmente justificable.
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El autor es médico.