Foro: Solo falta un impuesto al aire que respiramos

El gobierno no se ha dedicado a reactivar la economía, solo a ver cómo impone gravámenes.

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Cada cuatro años, cuando se presenta un cambio de gobierno, surgen gran cantidad de inquietudes entre miembros de los diferentes grupos sociales. ¿Será mejor que el anterior? ¿Ahora sí se solucionarán los problemas que aquejan a nuestra sociedad desde hace décadas? ¿Veremos un resurgir de la economía?

Claro, y es previsible, que si el gobierno empieza con problemas en la economía, heredados de las administraciones anteriores, lo primero por abordar es la crisis fiscal. Uno cree que el equipo económico de la nueva administración se va a dedicar a investigar los motivos por los cuales tantas empresas cierran sus operaciones, a determinar por qué la tasa de desempleo ronda el 12 % (cerca de 300.000 desempleados), a estudiar por qué la gasolina es de las más caras del mundo y cómo afecta esto la producción del país, a analizar por qué la agricultura tiene años de estar estancada y por qué la industria y la construcción cada vez ofrecen menos fuentes de empleo.

A un año de gobierno, deberían estar los planteamientos para reactivar la economía y generar más fuentes de empleo formal para reducir así la gran cantidad de personas que se desempeñan en labores ocasionales. Los mayores de 40 años ya deberían encontrar proyectos que les permitan conseguir un trabajo. Ya deberían existir los mecanismos para asesorar a los agricultores en técnicas de siembra más adecuadas y darles recursos para ponerlas en práctica. Pero, ¡oh sorpresa!, ¡el equipo económico no ha trabajado en eso!

Solo cargas fiscales. Se han dedicado a discutir cómo generar más impuestos y no han dejado actividad a la cual no se le cobren, hasta artículos han sido excluidos de la canasta básica para gravarlos. No se han detenido a pensar que para una persona de escasos recursos no es lo mismo comprar un artículo de ¢1.000 que uno de ¢1.130. Sobrará quienes ya no podrán adquirirlo.

Los periódicos, por ejemplo, forman parte esencial de la cultura de un país y deberían estar al alcance de toda la población, exentos de todo gravamen; sin embargo, se les cobran impuestos como si fueran artículos de lujo, ¿se pretende así que menos gente tenga acceso a ellos para que no se den cuenta de lo que pasa en el país? Son los mecanismos utilizados en las dictaduras para mantener al pueblo en la ignorancia.

Como siempre ha sucedido, la clase asalariada es el blanco predilecto de los encargados de buscar recursos para las arcas del Estado, la que, en forma puntual, cada mes paga sus obligaciones fiscales porque se las deducen del sueldo, y no tiene la suerte de aquellas que, un año sí y otro también, declaran que han tenido pérdidas en sus actividades, y, por lo tanto, no pagan nada al fisco.

En las regiones. Los gobiernos locales se han contagiado de la euforia por cobrar impuestos y gastan grandes cantidades de dinero en anuncios para recordar a los contribuyentes su obligación de estar al día en sus pagos municipales. Pero no cuentan con programas que ayuden a promover empleos en las comunidades y no se han preocupado por crear bolsas de trabajo entre sus vecinos, ni de hacer un censo de desempleados para aportar soluciones a su problema cantonal.

Ciertamente, los problemas no son solo de este gobierno, pues se han venido acumulando durante años. En lo que sí ha fallado el actual es que hace lo mismo que los anteriores. Olvidó el refrán: “Siempre que se hace lo mismo, se recoge lo mismo”.

Casi se podría decir que el gobierno nos trata como los romanos a los diferentes pueblos que conquistaban. Para el invasor, lo importante era que pagaran tributos, no importaba que no quedara nada para el productor o en qué condiciones estaba la población.

¿No hay nadie en el gobierno que se dé cuenta de que entre más impuestos menos se reactiva la economía? Es todo lo contrario, entre menos impuestos más posibilidades de producir existen. Deben darse facilidades a las empresas para producir y deben bajar los costos de electricidad, de combustibles y de permisos para operar. Debe incentivarse a las empresas para crear fuentes de empleo, deben bajar los costos de las importaciones para la materia prima y dar asesoramientos para que se utilicen las mejores estrategias para la producción.

El autor es administrador educativo.