Dadas las decepciones que hemos experimentado en los últimos años, la elección de los alcaldes se torna peliaguda, por decir lo menos.
Hemos sufrido desencanto debido a los resultados de los comicios nacionales, lo cual demanda más cuidado al escoger a los próximos dirigentes locales.
Los partidos políticos nacionales nos han defraudado por su deficiente actuación, tanto, que cada día el ciudadano siente que está peor.
Nuevo contrato social. El panorama para los futuros alcaldes se torna más difícil, pues los ciudadanos demandaremos un nuevo contrato social más exigente. No será un cheque en blanco porque frecuentemente quienes ganan las elecciones luego hacen a su gusto.
Uno espera que los planes de gobierno locales reflejen las soluciones a problemas urgentes, sobre todo uno tan preocupante como lo es el desempleo, el más grave cuello de botella que padecemos hoy, así como los sociales, culturales y ambientales.
No aceptaremos desvergonzadas copias de propuestas plagiadas, a veces, o repetidas de otras contiendas, que suelen presentarse sin ningún escrúpulo.
La esperanza es que el ciudadano analice los mejores planes y las capacidades de los candidatos para no votar a ciegas pensando solo en el partido de siempre, sino que vea las propuestas y ejerza su derecho democráticamente por el que presente la mejor.
Labor de control civil. Esto último sería la primera parte del asunto, la otra, por supuesto, es ser vigilantes de que lo prometido se cumpla.
Necesitamos exigir desde ahora que los candidatos publiquen en las redes sociales los planes de gobierno para analizarlos, e incluso hacer sugerencias o mostrar información sobre problemas señalados con poca claridad en la propuesta.
La información ayudará también a dar seguimiento al candidato elegido, lo cual no debería ser un gran problema porque existen la tecnología y los medios de comunicación para mantenernos informados sobre cómo se van ejecutando los proyectos.
Una vez elegidos, deberán publicar el plan en el sitio web de la municipalidad para que cada ciudadano efectúe el seguimiento, y esperamos que también se lleven a cabo los cambios conforme la realidad lo demande. Al menos yo, seré más exigente del cumplimiento del nuevo contrato social.
El autor es académico en la Escuela de Planificación y Promoción Social de la Universidad Nacional.